lunes, 5 de noviembre de 2007

MI VIAJE POR LA MONTAÑA PALENTINA

Mi viaje por la Montaña Palentina, en Otoño de 2007.

El objeto era conocer la Montaña Palentina y en época de otoño, que es cuando el bosque me resulta más expresivo, porque allí hay mucho bosque. También tenía mucho interés en ver las muchas iglesias románicas que tanto abundan en la zona. Para esto último contaba con una ayuda excepcional.
Es una guía que el año pasado me regalaron mis amigos, Marga y Mané y que se titula: Palencia. Todo el Románico, que edita el Centro de Estudios del Románico, perteneciente a la Fundación Santa María la Real, en Aguilar de Campoo
Nuestro objetivo era vivir una semana en una casa rural, en un lugar equidistante de los puntos que queríamos visitar. Para ello la busqué en una pá gina muy buena, especializada en casas rurales de España y resto de Europa: http://www.toprural.com/
Encontré la que me gustaba en una aldea de 6 habitantes, entre Aguilar de Campoo y Cervera de Pisuerga. La aldea es San Mamés de Zalima y la casa se llama Los Hidalgos de San Mamés. La casa es muy bonita, de piedra, con la fachada blasonada. Muy bien restaurada y acondicionada para estar comodamente.
Como teníamos tiempo el viaje lo hicimos en dos etapas. Salimos de Málaga y paramos a dormir en Dueñas, pueblo con mucha historia, situado entre Valladolid y Palencia. Allí dormimos en la Casa de Espiritualidad de los Misioneros del Verbo Divino, que ya conocía y que recogen huéspedes a buen precio (32 €, pensión completa. Su teléfono, por si os puede interesar es el 979.780013.
Al día siguiente seguimos viaje en dirección a Palencia, que no visitamos en esta ocasión, pero que merece la pena ver, sobretodo el Centro Histórico y en especial su Catedral.
Seguimos hasta Frómista para ver la joya del Románico palentino que es la iglesia de San Martín, después a la salida nos desviamos hacia Venta de Baños y Baños de Cerrato para ver la iglesia de San Juan de Baños, ejemplar de iglesia visigótica muy interesante, muy bien restaurada.
Seguimos hacia Carrión de los Condes para visitar la iglesia de Santa María del Camino, la de Santiago y el Monasterio de San Zoilo, parte del cual hoy es un agradable hotel. Aquí se respira el Camino de Santiago por todas partes, pues es parada obligada para el peregrino.
Llegamos por la tarde a nuestro destino. La casa como ya he dicho es muy agradable, de piedra y restaurada con mucho gusto.

Al día siguiente salimos de paseo hacia Cervera de Pisuerga, pasando por Salinas de Pisuerga, donde no hay ningún monumento especial, pero el rio se remansa y en esta época es muy bonito ver los amarillos en distinto tono del bosque de ribera, en el que sobresalen los álamos negros y sauces, fresnos, etc., reflejados en el agua. En Cervera, puede verse la iglesia de Santa María del Castillo de estilo gótico tardío. Fue una pena no poder verla por dentro, pero ya en esta época es difícil encontrar los monumentos abiertos.

Seguimos por la carretera que lleva a Potes y vimos que a pocos Kms, marcaban una ruta a pie, siguiendo el curso del Pisuerga y aprovechamos el buen día para andar un poco. El paseo resultó bonito y productivo porque encontramos endrinas de las que cogimos como medio kilo porque quiero hacer pacharán casero. Después del paseo seguimos hasta el pueblo de San Salvador de Cantamuda, donde pudimos ver la Iglesia de San Salvador, extraordinario ejemplar del románico palentino, que aunque cerrado pudimos ver ya que dimos, preguntando, con la señora (Mª Luisa) que tenía la llave y con algunos ruegos vino a abrir y nos la enseñó amablemente. Allí pudimos comer en un mesón rústico, pero con buena comida de menú, la Taba se llama. También hacen ellos y compramos un muy buen “pan de hogaza”, que llevamos para la cena. Por la tarde y ya de vuelta buscamos la ruta del llamado “Roblón de Estalaya”, que nos condujo hasta un roble de más de mil años, aunque lo más interesante fue el paseo hasta él, a través de un bosque de robles melojos y grandes manchones de hayas que daban al ambiente unos colores increibles, desde los rojos más vivos de las hayas, hasta los ocres de los robles, pasando por toda la gama de amarillos. Todo un disfrute para la vista, que nos dejó encantados y así volvimos a nuestra casa. Por cierto que cerca de ella pudimos coger algunas setas, fundamentalmente champiñones, del tamaño de una mano, que resultaron exquisitos salteados y en revoltillo.

El día siguiente cambiamos de orientación y nos fuimos a Aguilar de Campoo. Allí se puede disfrutar de un bonito paseo por su centro histórico y ver su Plaza Mayor que más parece gallega, por sus cierros acristalados, que castellana, con su imponente Colegiata de San Miguel, mezcla de distintos estilos, desde el románico de sus orígenes, pasando por el gótico, hasta su torre herreriana. Cerca del Castillo está la ermita de santa Cecilia y ya extramuros merecen la pena verse el convento de Santa Clara (los golosos pueden comprar de los dulces que las monjas elaboran con mucho amor) y el Monasterio de Santa María la Real, que hoy está convertido en un gran centro cultural, propagador del románico palentino y por las mañanas es Instituto de Bachillerato.Desde Aguilar nos fuimos hacia el Sur para ver en el pueblo de Olleros del Pisuerga una de las más interesantes ermitas rupestres que actualmente tenemos en España: Iglesia de los Santos Justo y Pastor. Para verla interiormente buscamos a la depositaria de la llave (Belén), que a pesar de la mala hora en que llegamos nos la enseñó con toda clase de detalles y se mostraba orgullosa de lo que tenían en su pueblo y animaba a todos a conservar el patrimonio popular, que tuviesen cercano. Quiero decir que Belén no pudo ir a la escuela de pequeña, pero en la actualidad a sus cuarenta y tantos años está matriculada en las clases de adulto y su máxima ilusión es el estudio y el conocimiento cultural.
De allí y por indicación suya y dado que era la hora de comer nos fuimos hacia Santa Maria de Mave y allí en su Monasterio, hoy transformado en el “Hotel Restaurante el Convento”, comimos muy bien y después de comer, pedimos la llave para visitar la iglesia románica de Santa María, que solo se abre en fechas señaladas para celebración de bodas u otros actos religiosos puntuales.Por la tarde nos desplazamos hasta Santibáñez de Ecla para ver el Monasterio de San Andrés del Arroyo, habitado en la actualidad por monjas cistercienses, cuya iglesia, claustro y sala capitular se conservan en muy buen estado y son ejemplo de un románico, con tintes locales que marcaron un estilo: “andresino”, cuya particularidad son sobretodo en la decoración de capiteles y arquivoltas, con dibujos geométricos muy originales y vistosos. De allí y ya de vuelta a casa pasamos por Vallespinoso de Aguilar, donde admiramos su bonita iglesia y otro tanto hicimos en el pueblo de Barrio de Santa María, donde además existe un Parque para la conservación de la cigüeña blanca, en el que fundamentalmente se ha actuado creando soportes para los nidos de cigüeñas y así favorecer su anidamiento. Existe también un Centro de Interpretación para dar a conocer el comportamiento de estas aves en la zona.
Al día siguiente el día amaneció claro, aunque algo frío, había helado esa noche y los cristales del coche estaban cubiertos por una fina escarcha. Decidimos que era bueno para ir, atravesando la montaña por el puerto de Piedrasluengas, hasta Potes y acercarnos así a los Picos de Europa y disfrutar de la Liébana que siempre resulta muy agradable y acogedora y, ¡como no! aprovechar para comernos un cocido lebaniego que resucita a los muertos de bueno que está.
Así lo hicimos y en poco tiempo, saliendo por la carretera de Potes y sin dejar de ver bosques, sobretodo de robles melojos, con sus colores ocres característicos, a lo que ayuda el que tardan mucho en tirar las hojas secas con lo cual se ve el bosque muy espeso y todo él vestido de otoño. Por los distinos valles por los que se pasa la vegetación es espesa y como digo los bosque de hayas se mezclan con los de roble y le dan un aspecto muy especial y agradable. Durante el camino encontramos un mirador, el de la Pernía que sobre el pantano de Requejada es un deleite para la vista. También nos acercamos al pueblo de Casavegas, no lejos del Puerto y desde allí dimos un delicioso paseo entre árboles, de alrededor de hora y media muy relajante, sobretodo por la claridad del día y la excelente temperatura que invitaba a andar. Más adelante nos paramos en lo alto del puerto y desde allí ya se veían los imponentes Picos de Europa al norte y toda la montaña palentina al sur.
La bajada hasta Potes es muy agradable, por una carretera sinuosa en cuyo trayecto bajamos casi mil metros de altitud. Como era cercana a la hora de comer nos fuimos al restaurante tras un breve paseo por los bellos soportales situados frente a la esbelta torre del homenaje del antiguo castillo, hoy sede del ayuntamiento, comimos como ya dije nuestro cocido de la zona, en la “Tasca Cántabra”, donde siempre lo ponen bueno (la particularidad esencial de este cocido es que utiliza un garbanzo que se cría en la Liébana de menor tamaño, pero muy tierno y sustancioso). Por cierto que conviene ir pronto porque siempre se llena y no acostumbran a reservar mesa.
Después de comer paseamos un ratito por las tiendecitas bajo los soportales, donde venden muchas cosas buenas de la zona, destacando una gran variedad de quesos, chacinas y muy buen orujo.
Era visita obligada el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, fundado en el siglo VI, donde se conserva uno de los mejores “lignum crucis”. Allí nos ilustraron con ayuda de un audiovisual, acerca de la historia del Monasterio y la interesante historia de Beato de Liébana, cuyas ilustraciones del Apocalipsis se extendieron en su época por toda Europa.
Con motivo del Año Santo Lebaniego, recién clausurado, se ha montado una exposición, con réplicas de los beatos más importantes de los que se conservan en España y en parte de Europa, que resultó muy interesante. Por cierto que olvidaba decir que los frailes franciscanos que actualmente habitan el cenobio, nos impartieron, como es costumbre, la bendición con el lignum crucis, en la capilla en la que se conserva, dentro de la iglesia.
Desde allí volvimos en dirección al pueblo, para siguiendo por la carretera que lleva a Santander, a través del impresionante Desfiladero de la Hermida, visitar una de las iglesias mozárabes, mejor conservada de las que hay en España, que está dedicada a Santa María de Lebeña, levantada en el siglo X, por los condes Alfonso y Justa, para albergar los restos de Santo Toribio, pero según cuenta la leyenda el Santo cegó sus ojos hasta que desistieron del propósito y lo dejaron sepultado en su Monasterio, donde hoy se encuentran. Esta iglesia prerrománica tiene algunas similitudes con el prerrománico asturiano y se adelanta a lo que luego se haría en el románico, en el uso del pilar compuesto. En el exterior hay plantados un tejo y un olivo milenarios. El tejo en Cantabria era un árbol muy común y se asociaba con la muerte y la eternidad. El olivo, mandado traer por la Condesa, de su tierra Córdoba, también simboliza a la abundancia.
Sin más, porque el camino de vuelta era largo, nos volvimos a nuestra casa satisfechos por el día vivido.
Al día siguiente también amaneció despejado y agradable para pasear por el campo. Decidimos dedicar la jornada a conocer la llamada Ruta de los Pantanos. El camino parte de Cervera y pasando por los pantanos de la zona nos lleva hasta Guardo.
Al salir de Cervera nos encontramos el Parador de Turismo, edificio moderno pero situado en un sitio muy tranquilo, con vistas al Pantano de Cervera. Continuando camino encontramos unas vistas muy espectaculares que ya por ellas mismas merece la pena el paseo. Nuestro primer desvío fue hacia el pueblo de Vidrieros, volvimos al camino que llevábamos y seguimos para, a la altura de Cardaño de Abajo, desviarnos hacia Cardaño de Arriba, pueblo pintoresco y base posible para rutas pedestres, pero sin ningún sitio donde comer.
Volvimos de nuevo a la ruta principal y ya fuimos buscando donde comer. Lo hicimos en Guardo.
La vuelta para que fuese más rápida la hicimos por otra carretera que desde Guardo lleva a Cervera, la comarcal 626, que está en muy buen estado y que nos permitió a mitad de camino, tomando un desvío a la izquierda, muy bien señalizado, conocer la Ermita de la Virgen del Brezo, situada en un alto desde donde las vistas son muy buenas y permite emprender algunas rutas a pie de no mucha dificultad.
En el paseo además del pantano de Cervera, ya mencionado, vimos los de Vidrieros, Camporredondo y Compuerto.
Regresamos a nuestra base en San Mamés, contentos por lo vivido pero con pena porque se nos estaban acabando los días.
Amaneció el día siguiente igual que los demás: espléndido. Como era domingo, planeamos ir a Misa y decidimos hacerlo en el recoleto Monasterio de las Clara, a las afueras de Aguilar. La capilla es pequeña, pero muy bien conservada.
A la salida nos fuimos a ver un lugar cercano muy pintoresco llamado “Las Tuerces”, formado por rocas que debido a la erosión han adoptado formas especiales. Cerca de allí está también el Cañón de la Horadada, que forma el río Pisuerga, que es un paraje espectacular. Comimos en Aguilar en el restaurante Valentín.
Por la tarde y ya de vuelta a la casa fuimos a ver la zona que nos quedaba: el Valle de Santullán. Pasamos por Cillamayor donde Angel muy amablemente nos la abrió y pudimos verla por dentro. Después seguimos hacia Barruelo, capital del valle minero. Allí se conservan los restos de las antiguas minas, con un Museo, que por la hora no pudimos ver.
Continuamos camino hacia Brañosera, último pueblo del valle y desde alli, siguiendo una pista llegamos al corazón de la Sierra de Peñalabra, hasta un refugio abandonado a 1700 m de altitud. Las vista son espectaculares.
Con el regreso a casa terminó nuestro paseo por la zona con un balance sobresaliente. Animo a todo el que pueda a que visite la zona, merece la pena.