Es bueno hacer un poco de historia y comentar los restos y monumentos que la ciudad posee. Para ello me ayudo de mi guía de Anaya que ya tantas veces os he comentado y que son muy buenas y actuales.
"La ciudad se halla situada sobre una alta colina dentro del valle de Arbujuelo, en la provincia de Soria.
Por los restos encontrados se cree que fue un antiguo castro fortificado de tribus celtíberas; más tarde fue la Occilis romana, estratégico enclave defensivo en la calzada que conducía de Zaragoza a Toledo, y de la Medina Selim, árabe.
En 1561 se derribaron, por no poder atenderlas, muchas de las iglesias parroquiales. Poco después, en contrapartida, se erigió la colegiata.
Desde el caserío suburbano situado junto a la antigua carretera N II, la carretera que asciende hacia la villa permite hacerse una idea de los sucesivos asentamientos.
De la presencia romana Medinaceli conserva, además de algunos restos de la muralla y de la antigua calzada, su célebre arco del Triunfo (siglos II y III), cuya triple arcada lo convierte en un ejemplo único en España.
Puede considerarse como la joya arquitectónica del lugar.Del recinto árabe, en la llamada Villavieja, apenas permanecen en pie algunos lienzos y torreones restaurados del castillo, y una puerta que es el observatorio más apropiado para contemplarlos.
A través de ella se accede a la antigua alhóndiga, situada en los soportales de la muy castellana Plaza Mayor,
en uno de cuyos extremos se levanta el palacio de los duques de Medinaceli, elegante edificio del siglo XVIII.
Por calles bien empedradas, repletas de mansiones, algunas completamente en ruinas, pero decoradas con múltiples escudos y protegidas por excelentes enrejados, se llega a la colegiata de Santa María, obra gótica del siglo XVI, con interior de amplia nave única y Capilla mayor pentagonal, convertida en panteón de los duques.
Otros edificios de cierto interés son el oratorio de San Román, probablemente construido sobre una antigua sinagoga,
y el monasterio de Santa Isabel, habitado por monjas clarisas.
Después de pasear sus calles al atardecer en un día algo fresco pero delicioso, entramos en uno de los pocos lugares que en la parte alta se puede comer en esta época, justo al lado del hostal. Allí tomamos alguno de los buenos productos del cerdo que da la tierra y pronto, algo fatigados nos retiramos a descansar a nuestros aposentos (perdón si la expresión parece inapropiada, pero es lo que te apetece decir en un lugar como este).Mañana seguimos viaje y os llevaré, sin más demora por las tierras de Aragón, nuestro destino.