miércoles, 12 de marzo de 2008

LA ISLA DE LA PALMA

LA ISLA BONITA

Hace unos días hemos vuelto de un viaje muy interesante a la isla canaria de La Palma. Tengo que confesar que hemos quedado impresionados por su naturaleza, tanto en vegetación como en orografía. Las plantas se amontonan no solo en el llano, sino también en las montañas y pasear por la isla es una delicia.

Las carreteras son todas de montaña, pero en muy buen estado de firme y dimensiones, por lo cual se circula, sin prisas y relajado, pudiendo disfrutar del paisaje sin sobresaltos.
En primer lugar tengo que decir que aprovechando una oferta nos hemos hospedado en el Parador de Turismo y ha sido una bonita experiencia, pues aparte su comodidad interior está situado en un lugar estratégico desde donde las vistas del mar y la montaña son excepcionales y cuenta además con un precioso y enorme jardín que nada tiene que envidiar al mejor jardín botánico.


Os adjunto un plano de carreteras en el que como podéis ver existe una carretera circular que rodea la isla y dos principales que la dividen: una por encima de la Caldera de Taburiente que nos lleva al Roque de los Muchachos y otra por debajo de la caldera que nos lleva al pueblo del Paso y Llanos de Aridane, claves para la visita al interior por el Barranco de las Angustias y los miradores los Lomitos y el Roque Salvaje pasando por La Cumbrecita. Cerca del Paso y bien señalizado se encuentra el Centro de Visitantes donde autorizan el paso de vehículos, dado que la capacidad de los aparcamientos en la Cumbrecita es limitadada.
Voy a incluir unos textos extraídos de la página web del propio Parador que resultan interesantes por el entusiasmo del autor de los mismo por hablar de su bonita isla. Los acompaño con fotos, en su mayor parte mías, pero complementadas con otras también tomadas de la red.


No obstante todo lo que os diga o quieran reflejar las fotos es un mínimo de lo que se puede sentir personalmente. Hay que decir que el viaje hasta allí es largo, pero merece la pena.

Como siempre os animo a hacer el viaje y si queréis información exhaustiva la podéis encontrar en la red y muy buena en la por mi ya referidas muchas veces: Guía Total, publicada por Anaya, en este caso relativa a las Islas Canarias entre otras muchas.

Ahí va el relato:

La Isla de la Palma: Algo de su historia.

“Esta isla apretada, intensa, sirvió de refugios de climas e ideologías: la habitaron muchas y enardecidas gentes; pero también fondearon por estas costas los malos: unos intrépidos aventureros sin escrúpulos, en busca de supuestos tesoros o de esclavas y esclavos para venderlos allende de los Atlánticos océanos.
O, tal vez, incluso, en busca de caladeros donde avituallar las naves -de agua, maderas, redes y otros menesteres- necesarios para atravesar los abismos Atlánticos.
Son estos isleños peculiares; pacíficos y pacifistas: pacientes; pero, si llega el caso -que en numerosas ocasiones llegó- resultan, por la fuerza, intolerantes. Son tan cultos como humildemente orgullosos. Saben que su isla es un tesoro y quieren y saben respetarlo y conservarlo”.

En cuanto a sus habitantes, se supone que fue África quien donó la sangre inicial para la raza guanche. Y que serian las correrías cartaginesas quienes plantaron aquí unos primeros aparceros de los recursos agrícolas, alejados, necesarios y seguros para sus correrías.

Se sabe que aquellas primeras tribus eran, sin embargo, muy negados navegantes, cosa que muy bien puede explicar las muy notorias diferencias y peculiaridades que se dan entre una y otras islas. En lo físico, en lo político, en la organización social... con distinta estructura de la familia, de la economía, de la vivienda...

Sepa, recuerde o imagine el visitante que estas gentes que hov conviven se dedicaban, mayormente, al pastoreo y recolección de lo mucho que se daba; no eran grandes pescadores pero si muy buenos mariscadores y excelentes buceadores.

Vivían en familias en cuevas naturales; o en otras por ellos mismos excavadas. Eran profundamente igualitarios: los botines y la recolección eran cuidadosamente repartidos hasta el punto de que la hembra embarazada recibía ración doble.



Las relaciones unilaterales con el continente fueron retomadas con el redescubrimiento de algún navegante genovés que abrió los ojos y ambiciones del intrépido normando: Jean de Bethencourt acertó a llegar a Lanzarote y abrió el melón de la conquista apenas apuntado el siglo XV. El normando se convierte, enseguida, en feudatario de Enrique III de Castilla. Finalmente los católicos y unificadores monarcas comprarían a los aventureros los derechos de conquista y en 1481 se firmaría un tratado por el que Las Islas estarían dentro de la Corona de Castilla...



La Palma, sin embargo, fruta verde, no seria del todo sometida hasta 1492, pocos días antes del glorioso Descubrimiento. Y ello no sin grandes dificultades; que el último reducto de la isla, la Caldera del Taburiente este hermoso y sobrecogedor cráter del volcán y alrededores que bien reclaman paseo detenido y perezoso- estaba defendido por el muy valeroso y legendario caudillo Tanausú.


Desde entonces comienzan a invadir la isla diferentes, y temibles invasores: castellanos, mallorquines, italianos, portugueses...
Todos atraídos por la sorprendente feracidad de estas tierras. En el Archipiélago se impone una economía en base a la alternancia de unos cultivos adecuados a las demandas de los mercados europeos. El azúcar, las especias y productos para tintes, entre otros, como la "cochinilla".


En el siglo XIV hay en La Palma ingenios azucareros en los valles de Aridane que el viajero tendrá ocasión de visitar. Las remesas de azúcar hacia el continente fueron muy abundantes y golosas para los vendedores. No menos goloso era este vino - "malvasía' se llamó y se llama- que mereció las exclamaciones y derritió el paladar del mismísimo Shakespeare. Jure el visitante que no se arrugará ante semejante provocación.
La isla era una mina de prosperidad tal que el intenso comercio de los continentes de uno y otro lado hizo necesaria la construcción de unos astilleros. Mereció también visita de otros aventureros aún más desaprensivos. Como la del pirata francés Le Clerc, el inmortal "Pata de Palo", quien procedió a minucioso saqueo y destrucción de monumentos y los archivos de Santa Cruz...


Ya en el siglo XVIII el puerto de La Palma gozaba de elevada alcurnia entre sus congéneres, sólo adelantado por los de Amberes y Sevilla. Aquí fue creado el primer Juzgado de Indias. Antes de que mediara el siglo XIX estaría en marcha la primera imprenta, y enseguida, vería la luz el primer periódico palmero.

El Parador: Historia y características.

La historia del Parador de La Palma se inició en la calle central de La Palma, capital de la isla, concretamente en la avenida de la Marina, rodeada de casas con los balcones de madera de tea y celosías allá por principios de los ochenta. Su mayor gracia era su jardín de piedras y cactus y sus balconadas con vistas al mar.

Con los cambios de los tiempos y las nuevas necesidades, exigencias y gustos de los visitantes, la Red de Paradores abre un nuevo establecimiento. El edificio se ajusta a los cánones de la arquitectura tradicional canaria.


Toma especial protagonismo al jardín, como no podía ser de otro modo; con muestras de las plantas con más arraigo en la isla.

Resulta muy acogedor para los clientes y ha conseguido elaborar una excelente cocina, basada muy especialmente en los platos tradicionales de la isla.

Las vistas desde el Parador son excelentes: al mar y a las islas de La Gomera y Tenerife. El ambiente conseguido en su interior viene marcado por muebles de estilo canario

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El Parador esta situado muy cerca del aeropuerto, en un centro turístico: "Los Cascajos” cerca del pueblo de San Antonio y a unos 5 kilómetros de Santa Cruz. Es, indudablemente, el conjunto hotelero más lujoso de La Palma.



Santa Cruz de La Palma: su capital.

Santa Cruz, la villa que preside la capitalidad, es un pueblo no demasiado grande, con una calle principal a modo de paseo marítimo y otra paralela al interior y poco más, pero tiene rincones con sabor y mucha historia, pues en ella se encuentra el Puerto, testigo de la mayor parte de la historia de esta isla.


El Ayuntamiento es del siglo XVI , y aún hoy conserva su fachada plateresca. En el interior posee artesonados realizados por los guanches.

La Iglesia de El Salvador es renacentista del XVI; conserva artesonado mudéjar y coro barroco. Merecen destacarse, también, los templos y conventos de Santo Domingo y San Francisco...



En la parte más alta se encuentra la iglesia de las Nieves, renacentista también, del siglo XVI. Que guarda un altar mayor de plata mexicana del siglo XVII.

En la danza, existe en esta isla una pieza musical genuinamente palmera: es el Sirinoque. Se trata de un baile muy antiguo, de origen prehispánico parecido al primitivo canario que se llegó a bailar en las cortes europeas , allá por los siglos XVI o XVII.

Gastronomía

Los Pescados, bichos abundantes y excelentes: Mero, Cabrilla, Dorada, Congrio, Bonito, Pulpo y algunas variedades de moluscos.
El "gofio escaldado” es el potaje tradicional de muchas de estas islas.
El Potaje de Verduras, a base de berros, coles y calabacines y las Cazuelas y Pucheros, son los peculiares cocidos a la canaria.
Entre las carnes el Cerdo, Conejo y Cabrito sobre todo. Siempre con papas y la inseparable compañía de los mojos, un menjunje compuesto con pimientos secos, ajos, aceite y cominos.
Los postres son delicia muy apreciada por los golosos más sabios: Almendrado, Marquesotes, Alfajores, Queso de Almendras..


Para los clientes amantes de comprar recuerdos o regalos de los lugares que visitan, destacaríamos los Bordados, la Cerámica Negra y los Puros.
El Paisaje palmero.
La Palma es lujosa en paisajes, sobrecogedores las más de las veces. Verde, pero intenso y excitante. Y con tierras de múltiples colores: del sepia al negro, pasando por toda la gama de los rojos, marrones...

Se comprobará casi de inmediato que esta isla tiene de todo: playas y arte: cimas y simas: artesanías y gastronomías. Y gentes y casas y cosas amables que el viajero debe estar más en trance de buscar –casi descubrir- que de encontrar. Por algo dicen los más sabios que la Isla de La Palma fue la isla predilecta de los guanches.

El islote está configurado por dos regiones bien diferenciadas. Al norte, desde El Paso a Garafía es zona herida por barrancos profundos donde el vértigo se acolcha en el verde de los bosques.

Al sur, hasta Fuencaliente son tierras más jóvenes, de aridez domesticada. Hay volcanes con leyendas y con historia. Como el del Tacante, cuyo más sonoro y amenazador eructo fue el de 1490, sin duda en grosera protesta ante la llegada de los godos.
Como el de Tajuya, el del Charco, el de Teneguia.. .Todos amenazadores; todos hermosos.

El viajero percibirá en cada momento que estas tierras son más propias para flores, que para ver especies raras de bichos. El aficionado ya lo sabe. Por aquí se encuentran hasta setenta variedades vegetales propias y exclusivas.

El más llamativo es el "Drago", capaz de tan prolongada vida que más de uno de éstos que hoy se ven ya advirtieron la llegada de las primeras carabelas.

Capitulo aparte merecen los bosques de 'laurisílva", espectáculo casi único en el mundo.

Muchos de los escenarios que podemos visitar están sometidos a especiales Normas de Protección: La Caldera de Taburiente. el Canal y los Tilos. Cumbre Vieja y Teneguía, la Playa de Nogales, el Barranco del Rio.
Excursiones

Nadie que visite la Isla de la Palma debiera marcharse sin haberse acercado a la Caldera de Taburiente .

La visita es la mejor forma de comprobar la dificultad titánica que encontraron los hombres del adelantado Alonso Fernández de Lugo para manejarse en ese ovillo de senderos, bosques y arroyos imposibles...


Pocos lugares hay en el mundo que puedan compararse a la Caldera de Taburiente, con múltiples arroyos y torrentes que nutren y erosionan este arco de cumbres con un diámetro en torno a ocho kilómetros.

Recorriendo sus senderos se pierde la conciencia del siglo en que se vive. Es el encuentro con un mundo irreal con formaciones geológicas que nos hablan de épocas remotísimas, interrumpidas por aguas virginales, rodeadas por restos de erupciones volcánicas-

La Caldera de Taburiente es hoy Parque Nacional, que abarca la cabecera del Barranco de las Angustias, y la ladera sur del Bejenado y parte del Barranco del Riachuelo.



Las recomendaciones para los que se animen a acercarse y recorrerla son fundamentales: Protegerse de la insolación; usar calzado y ropa adecuada (deportiva o de montaña),
Los Llanos de Aridane es la segunda ciudad de la isla. Tiene un clima de excepción y una plaza sombreada con gigantescos laureles en la que da gusto estar. Aquí los carnavales son tradicionalmente sonados.

Las playas de Tacoronte dieron obligada recepción al primer invasor, el adelantado Alonso Fernández de Lugo.

Es zona de excelentes pescados. Si tiene oportunidad no deje de probarlos; y para los gourmets, sean o no aficionados a los plátanos sepan que en Los Llanos está el criadero de los mejores plátanos del archipiélago.

El Paso es un emplazamiento bellísimo. La llaman la “Ciudad de los Mil Almendros”. Es refugio de artesanos y pintores, y se percibe en el carácter de sus gentes el orgullo que demuestran por su ciudad. Durante años se ha venido cosechando y trabajando la seda, desde el gusano hasta el bordado.

Tijarafe, Punta Gorda, Barlovento, Fuencaliente, Puntallana y tantos otros lugares como el visitante quiera apetecer.

Un paseo que no debemos perdernos es la subida al Roque de los Muchachos desde Santa Cruz.
En los 36 Kms de lento recorrido pasamos del bosque más espeso de bello pino canario a la mayor desolación en la cima del Roque donde solo algunas plantas valientes se atreven a crecer.

Allí encontraremos uno de los complejos Astrofísicos más importantes para el estudio del firmamento y unos miradores exclusivos del interior de la caldera, todo ello a más de 2400 m de altitud. También la bajada por el Pinar de Garafía es un encantador paseo que nos lleva a orillas del mar en poco más de 15 Kms, recuperando de nuevo el paisaje de huertas feraces y sobretodo es de destacar la presencia salvaje del brezo que por aquí se hace bosque.


Sería muy extenso detenerse en tantos rincones de interés de la isla por lo que solo vamos a destacar los nombres de los principales, en este caso asociándolos a la costa en la que están situados



Así en a Costa Oriental partimos del faro de Punta Cumplida, llegando después de pasar Los Sauces a Punta Salinas , llegando a la capital de la isla de la que ya hemos hablado
Al sur de la capital se levanta el Risco de la Concepción.


La playa de Bajamar pertenece al municipio de Breñas Altas, que posee notable valor monumental.

En la Costa Sur, junto a la Punta de las Salineras está la Montaña de Azufre. La ladera muestra un acantilado: Los Roques de Anaga que son un claro ejemplo de costa ganada al mar en tiempos recientes.


El vértice meridional de la isla pertenece al municipio de Fuencaliente, protegido por el Parque Natural de Cumbre Vieja y Teneguía, en cuyos acantilados hay abundantes aves rapaces.


En el extremo sur se encuentra el Faro de Fuencaliente y la playa de Faro.

En la Costa Occidental que se extiende entre la Punta del Banco y La Punta del Mudo, aparece un primer tramo cultivado y salpicado de caseríos, junto a las playas del Guincho, del Remo, de Puerto Naos...

En la playa de la Bombilla, en el término de Tazacorte, hay mucha actividad platanera y notable puerto pesquero. Justo al lado de este puerto desemboca el Barranco de las Angustias, por donde tiene su salida la Caldera de Taburiente.



Hacia el norte continúan los altos acantilados. En la playa del Jorobado, desemboca el barranco del mismo nombre. A partir de la Punta del Serradero comienza la costa protegida de Puntagorda.
Desde la Punta de Santo Domingo hasta la Punta del Mudo el litoral es muy recortado: vertiginoso.
Por último, la Costa Norte es casi toda ella un frontal acantilado, donde destacamos el Barranco de los Franceses y el pueblo de Barlovento. Ente la Punta de las Maderas y Punta Gaviota, la zona está protegida como Parque Natural por su paisaje y morfología.

Hay que decir que no he dicho hasta ahora que toda la isla fue declarada en el año 2002 por la UNESCO, Reserva de la Biosfera.

Quiero, antes de acabar, deciros que merece la pena pararse y disfrutar de la visita y el paseo por un lugar excepcional como es el Bosque de Los Tilos o Tiles, ejemplar de Laurisilva, al que quiero dedicar por su importancia otro capítulo.

También merece la pena hablar de la flora autóctona de la isla, dada la gran variedad de endemismos que en ella se encuentran. También haré un capítulo aparte.