domingo, 2 de diciembre de 2007

BUSCANDO UN "MORABITO" EN LOS MONTES DE MALAGA

UN PASEO POR EL CERRO DE SANTO PITAR
Este paseo que os propongo es bastante cómodo, pues aunque subimos hasta 1.020 m de altitud, sin embargo partimos de una cota de 800 m, aproximadamente.

Yo lo he hecho varias veces con familiares y amigos y hemos disfrutado en todas épocas del año. Sin embargo recomiendo hacerlo en primavera, ya que la explosión de colorido en su cara NE es espectacular.
Hay una gran profusión de majuelos, que con sus flores blancas se mezclan con el lila de las jaras, el amarillo de las aulagas y otras muchas flores que en esa época florecen.
Pero, bueno, como digo en un claro día de otoño e incluso invierno merece la pena.
 
El cerro de Santo Pitar está enclavado en el extremo Noroeste del término municipal de Mála­ga, por su altitud, domina casi la totalidad de la comarca, desde Vélez-Málaga hasta Málaga.



La visión de estas tierras de levante (Axarquía) justifica en gran parte este agradable paseo. Por otro lado las características naturales de vegetación, fauna y poblamiento humano dan una visión represen­tativa de esta comarca de colinas redondeadas que desde antiguo ha sido poblada y trabajada por el hom­bre.


La denominación de este monte parece derivar de la existencia en él de un antiguo santón musulmán o morabito que lo habitaba. Parece que desde allí llamaba a la oración con una caracola y las gentes decían: “el santo pita” y con el tiempo fue derivando en Sant Bitar y por fin, Santo Pitar.
Según otra versión el nombre se debe a la ermita de San Pedro (Santus Petrus) que debieron construir los cristia­nos visigodos que se refugiaron en esta zona tras la invasión árabe de la península. Pero bueno que cada uno se quede con la que quiera

Entramos pues en materia. Quiero antes que nada deciros que voy a tomar prestados algunos párrafos del libro “Por los caminos de Málaga”, escrito por mis amigos y compañeros Ernesto Fernández Sanmartín y su hermano Arturo, con Juan Antonio Valero y Alberto Cuevas, al que no tengo el gusto de conocer. Pero vaya para todos ellos mi reconocimiento y gratitud por la labor que hacen dando a conocer caminos y senderos que de otra manera quizás nunca hubiéramos tenido el placer de recorrer.

Iniciando el trayecto desde Málaga en vehículo particular, se toma la carretera de Olías y Comares, que asciende rodeando los cerros y ofrece una buena vista de la bahía de Málaga. Una vez pasado el pueblo de Olías, se sigue hacia Comares, llegando a una bifurca­ción que se dirige a la izquierda al puerto del León, en la carretera antigua de Málaga a Granada y hacia la derecha a Comares. En esta última dirección y a 1'5 kms. desde el cruce se encuentra a la izquierda una pista de tierra que baja hacia un cortijo cercano. Justo al lado y hacia arriba están los restos de lo que fue antigua carretera de Comares. Existe una cadena que impide el paso de vehículos.Se pueden identificar los muros de piedra para contención en este antiguo trazado. En este punto se puede dejar el vehículo, al lado derecho de la carretera existe un refugio para coches y allí se puede dejar sin problemas.
 
Estamos en la falda Sur del cerro de Santo Pitar, que hemos identificado durante el trayecto por carrete­ra por las instalaciones de transmisión en su cima. Se comienza el paseo por este antiguo trazado con facili­dad, a pesar de estar totalmente cubierto por el mato­rral (es bueno llevar pantalón largo, para evitar arañazos).

Adentrándose unos 200 m. en dirección Norte, se encuentra una curva cerrada que está casi oculta por rocas que se han ido desprendiendo pero, con la referencia constante de los muros y "quitamiedos" del borde, se puede seguir perfectamente el trazado. Durante un tramo asciende suavemente por arriba y en la misma dirección que la carretera actual, hasta una nueva curva que desvía el trayecto hacia el Norte.


A partir de aquí se cierra el paso, por lo apretado del matorral, pero con un poco de vista y suerte se consi­gue encontrar paso sin arañarse demasiado. Este pequeño suplicio dura unos quince minutos y después, ya en la ladera Noroeste, el camino es abierto y cómodo hasta acercarse a una casa abandonada, "la Casa Nueva", que se ha podido observar desde abajo, al iniciar el paseo, rodeada de un frondo­so bosque de pinos. Se puede ver aunque nio tiene mucho interés




Después de esto subiendo a través de los pinos recobramos el camino. A pocos pasos, unos 200 m., se puede ir divisando una panorámica bellísima de sierras y pueblos hasta llegar a la entrada del antiguo Cortijo del cerro de Santo Pitar, donde se deja a la izquierda un bosque de olmos precedido de varios ejemplares de gran ta­maño de pino piñonero.

También nos reciben varios ejemplares de hermosos álamos blancos.

Desde aquí se puede abando­nar el camino y por cualquiera de las veredillas dirigirse a las antenas de la cima pasando cerca de una alineación de castaños.

Nuevamente tenemos una excelente vista de la comarca, pero ahora incluyendo la costa. Cuando se decida bajar, es interesante hacerlo en dirección hacia la casa del Cortijo Santo Pitar a través de otro grupo de olmos donde también se puede observar un gran ejem­plar de fresno.


El cortijo está abandonado y cada día su deterioro es mayor, aunque merece la pena disfrutar de los dos gruesos olmos y algunos frutales que aún quedan.



El camino de bajada discurre por la ladera Norte y después por el Este, es decir, rodea todo el cerro hasta desembocar en la carretera actual de Comares. Desde aquí, en un tranquilo paseo por la misma carretera, se llega en algo menos de un hora al punto donde se habían dejado los vehículos.


Se puede esti­mar en tres horas la duración total del recorrido a un paso agradable y con algunas paradas.

 
En el camino de bajada se atraviesa por un terreno también típico de la región: areniscas rojas, donde crecen un grupo de al­cornoques, pues estos árboles viven preferentemente en tierras areniscosas con alto contenido en cuarzo.

Como dato curioso existe en este cerro, en su ladera Este, una antigua explotación de minerales de cobre (malaquita y azurita) que se hizo en otro tiempo sin al parecer gran éxito económico.

La vegetación de estos montes es el resultado de la degradación paulatina del bosque original, formado por encinas, en terrenos calcáreos y alcornoques en los más ácidos. La tala de árboles para hacer carbón vegetal, el pastoreo, la búsqueda de minerales, los cultivos y los asentamientos, tal vez desde el periodo Neolítico, han hecho que sólo queden indicios de la cubierta arbórea inicial.

En su lugar se encuentra un matorral espeso formado por bolinas, aulagas, jaras o jaguarzos, retamas, tomillo, matagallo, etc. y algunos ejemplares dispersos de encinas, casi siempre de tamaño arbustivo, y de alcornoques, éstos de mayor porte por ser aprovechables para extraer corcho y así ser respetados.

Los bosques actuales (pino carrasco, pino piñonero, olmo) son propios también del área mediterránea y representan una solución para recobrar en parte la cubierta vegetal de estas tierras.

La posibilidad de obser­var animales se basa en las aves y para los más meticulosos en los insectos.


Es casi seguro observar algún cernícalo suspendido en el aire, y si la época de visita es la estival, son abundantes los abejarucos.
 
Entre los pinares habita también el pico picapinos, el roquero solitario de plumaje azul oscuro y, probable­mente, pueda verse alguna rapaz de porte mediano como el halcón peregrino, o mayor, como el águila real. La tarabilla común, pecho anaranjado, cuello blanco y cabeza negra, puede servir de ejemplo de las numero­sas aves del matorral existente, sin olvidar la perdiz, reclamo de cazadores por la zona.

 
La visión panorámica es magnífica desde gran parte del recorrido. Hacia el Sur se divisa la costa desde Málaga hasta el faro de Calaburras por un lado; y hasta Torre del Mar por el otro. Hacia el Norte haciendo un recorrido visual de Oeste a Este, las sierras del Torcal, Camarolos, del Jobo, San Jorge, de Alhama y las de Tejeda y Almijara.

El pueblo de Comares destaca en lo alto de su cerro algo más abajo y justo al Norte, Periana. La gran hendidura del Boquete de Zafarraya más hacia el Este, es fácilmente identificable, y tam­bién Alcaucín en la falda de Sierra Tejeda. Naturalmen­te la vega del río Vélez y la gran población de Vélez-Málaga y otros pueblos cercanos más pequeños, darán colofón a este agradable paseo por la Axarquía.


En primavera es preferible hacerlo en sentido inverso al que os he indicado, para disfrutar de la vegetación abundante en flor.

Si el día está claro las vistas son extraordinarias. Veremos pueblos y sierras en abundancia y hasta las siluetas de los Atlas marroquíes llegan a verse, en ocasiones, con los prismáticos.