sábado, 24 de enero de 2009

CAMINO DE SANTIAGO. Etapa Palas de Rei-Arzúa

CON DOÑA EMILIA POR LOS PAZOS DE ULLOA.
La etapa hasta Arzúa es larga, alrededor de los 30 Kms, por lo que salimos muy de mañana. Antes de iniciar la marcha fuimos a tomar tomar un desayuno en el único bar que abría tan temprano, cerca de la carretera por la que iniciamos la salida de Palas y donde los peregrinos se apiñaban buscando el sustento.

Como cada mañana y en esta ocasión ante el crucero que nos despedía, hicimos unos rezos para pedir fuerzas para soprtar el duro día que nos esperaba.
Los pasos se dirigen al valle del río Tambre, por un desvío a la izquierda que nos saca de la carretera general y nos lleva a pasar por el caserío de San Xulián do Camiño por un paisaje de tierras de cultivo y prados salpicados de árboles entre los que podemos encontrar algún que otro alcornoque.

Aquí tenemos un cruceiro y la iglesia románica de San Xulián.

Cuenta la leyenda que Xulián, un soldado, mató por error a sus padres. Arrepentido, se dedica a la atención de los peregrinos en un hospital junto con su mujer, hasta que un día un Ángel lo visita para comunicarle el perdón divino.

Muy cerca de aquí están los Pazos de Ulloa, que hizo famosos la escritora Emilia Pardo Bazán.

Por asfalto llegamos hasta A Pallota y hasta Outeiro da Ponte rodeados de árboles. Podemos encontrar, normalmente en los lindes, especies ornamentales como el boj, el olivo o el laurel cerezo, que probablemente proceden de los jardines de los pazos.
Para llegarnos a Pontercampaña atravesamos el río Pambre en cuya ribera encontramos las especies típicas que ya conocemos, principalmente alisos, y también sauces y fresnos.
Muy cerca está Casanova, adonde ascendemos entre pinos y robles, último lugar habitado de Lugo. Lo forman un pequeño núcleo de casas, donde se instaló la escuela rural y ahora el refugio.

Una carretera a la izquierda nos acerca al castillo de Pambre, quizá el mejor de Galicia, aunque lamentablemente muy descuidado.
El paisaje está aquí dominado por brezales y monte bajo.


Una media hora después, tras vadear el río Porto, la provincia de A Coruña recibe a los caminantes con un excelente paseo por los restos de una calzada romana que se dirige a Leboreiro.
Poco antes de llegar a Leboreiro atravesamos el pueblo de Coto, no sin antes hacer una paradita en la llamada Casa de los Somozas, acogedor establecimiento con un refrescante jardín, decorado con algunos cabeceiros (también llamados hórreos de canasta), hórreos convencionales y algunas mesas y bancos donde descansar antes de abandonar la provincia de Lugo para entrar en la de A Coruña.

Su dueña, Puri nos servirá con simpatía lo que deseamos y nos sorprenderá con algún exquisito bizcocho casero.
El pórtico de entrada a la última provincia por la que el romero ha de transitar, la encargada de custodiar los restos del Apóstol, no puede ser más atractivo.

La puesta en escena en Leboreiro parece pensada para lavar la mente del peregrino de otras agresiones paisajísticas y preparar su espíritu para el encuentro con el Santo.

Un cruceiro preside la calle Mayor enlosada, a la que escoltan macizas casas de piedra.

En la segunda placeta, con el hermoso pórtico de la iglesia de la Virgen de las Nieves a un lado y la fachada del antiguo hospicio de peregrinos fundado por la familia Ulloa en el siglo XII, se alza uno de los escasos cabeceiros, hórreos en forma de gigantescos canastos hechos con ramas de salgueiro. Incluso el reconstruido puente por el que se abandona la localidad contribuye a engalanar el decorado.
El paisaje está aquí dominado por brezales y monte bajo.

En Disicabo cruzamos el río Seco por el puente medieval de La Magdalena, y por un camino de tierra entre pinos y eucaliptos llegamos a Furelos, donde cruzamos el río Furelos por “a Ponte Vella” medieval con cuatro arcos de medio punto.

Podemos ver la iglesia parroquial de San Juan, junto a la cual hubo un hospital de peregrinos del cual hablan documentos del s. XII.
La entrada a Melide por la carretera de Lugo hasta el centro de la población se hace larga.
A poco de entrar nos encontramos con la Capilla de San Roque, cuya portada románica procede de la Iglesia de San Pedro del siglo XIII, hoy desaparecida.


A su lado encontramos el primer crucero de Galicia, del siglo XIV, así descrito por Castelao y otros investigadores.
El refugio está en la parte alta, cerca de la plaza del Convento, por la rúa de San Antonio.
Precisamente en esa plaza se encuentra el hospital del Sancti Spiritu, fundado en 1375 frente al monasterio del mismo nombre, que ahora acoge en su sólido caserón, remozado en el siglo XV, un museo etnográfico.


Una vez desaparecido el monasterio, su templo pasó a ser iglesia parroquial.
El interior está decorado con frescos del siglo XV que representan a Santiago Matamoros.
Melide, cuyos orígenes se barruntan prerromanos, fue una de las poblaciones destruidas en el siglo XV por la revuelta de los Irmandiños, levantamiento popular contra el poder feudal que arrasó varias fortificaciones y palacios en esta comarca.

Su refugio es uno de los mejores de Galicia; por tener, tiene hasta seis cuadras.

De Melide no podemos marcharnos sin tomar su famoso pulpo. Lo preparan muy bien en Casa Ezequiel, que la encontraremos al entrar al pueblo junto a la carretera. Merece la pena entrar aunque solo sea por ver su ambiente caminero.

A veces hemos parado en Melide para hacer noche, si veniamos cansados y la verdad es que es un pueblo agradable y acogedor.
Hay varios hoteles pero nosotros nos hemos alojado el Hotel Xaneiro II Tfno.98150 61 40.

Si decidimos seguir lo haremos de frente, por la rúa de San Antonio, para bajar a la carretera de San Martiño.
La iglesia que hay junto al cementerio se llama Santa María de Melide, es románica, con una única nave rectangular, decorada en su interior con interesantes murales.
La ruta cruza ahora otro espeso bosque, donde los eucaliptos alternan con numerosas especies autóctonas
No restan ya ni grandes núcleos poblados ni catedrales majestuosas ni importantes monasterios.Sólo colinas verdes y aldeas minúsculas que se superan sin más rodeo ni digresión. El único obstáculo lo pondrán los numerosos ríos de la comarca, que discurren directos al sur, en busca del valle del Ulla.
La Ruta Jacobea, en su inexorable tránsito hacia el oeste, los corta transversalmente, formando un continuo sube y baja que machacará las mermadas fuerzas del caminante.
Llegaremos primero a Carballal, cruzaremos un arroyo y ascenderemos entre eucaliptos hasta llegar a Parabispo.
Al cruzar el puente sobre el regato de Valverde entraremos en el ayuntamiento de Arzúa, y pronto nos pondremos en A Peroxa.
Muy cerca de aquí está la capilla de San Vicente de Uitiriz. Por camino de tierra nos pondremos en Boente de Riba, núcleo al borde de la carretera, que se cruza para iniciar el descenso al río Boente. Empieza así la sucesión de toboganes que van a configurar la etapa.
Un sinfín de subidas y bajadas hasta Arzúa que exigirán paciencia al caminante y buena dosificación de fuerzas. Una pista de tierra sobre el desmonte de la nueva carretera lleva a Castañeda.
En esta pequeña localidad sitúa Aymeric Picaud los hornos que transformaban las piedras, acarreadas por los peregrinos desde Triacastela, en cal para la construcción de la catedral de Santiago. El tobogán continúa.
Primero hay que vadear el río Rebedeira; después, el Iso con lo que llegamos así a Ribadiso da Baixo, minúsculo pueblo que sorprende por su magnífico refugio, un bucólico conjunto de casas tradicionales de pizarra a orillas del río Iso.

Muchos peregrinos, prefieren pasar la noche aquí. aunque no hay ningún tipo de abastecimiento.
Arzúa queda a sólo dos kilómetros.
Arzúa es una localidad moderna, muy transformada y sin excesivo interés artístico, pero bien provista de servicios para el peregrino.
Un convento de agustinos, bajo la advocación de la Magdalena, hoy restaurado, atiende las necesidades del viajero desde la época medieval.
Desde que se ven las primeras casas hasta que se alcanza el centro de la localidad pasan unos 20 minutos. Aquí hemos parado y comido muy bien en la Fonda Casa Teodora (Tfno.981 50 00 83), que la encontramos muy céntrica y al borde mismo del camino. Las habitaciones son económicas y confortables .