lunes, 28 de julio de 2008

MI VIAJE POR EL PIRINEO DE HUESCA (7)

Día 8/6/2008


Las gargantas del Yaga, desde Escuaín y el Valle de Pineta



El día volvió a amanecer espléndido lo que invitaba a salir de nuevo de paseo.

En esta ocasión pensamos visitar las llamadas Gargantas de Escuaín, que no conocíamos y de la que teníamos alguna información que voy a ir intercalando en el relato.

Tras el desayuno tomamos el coche y emprendimos la aventura.


Tengo que decir ante todo que habríamos de hablar de las gargantas del Río Yaga afluente del Cinca, ya que es éste el que discurre por el estrecho valle de Tella o de Puértolas y pertenece al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.


Para llegar hasta Escuaín y saliendo de Puyarruego, tomamos dirección Escalona y a pocos metros encontramos un cruce a la izquierda, señalizado, que nos conduce a Puértolas, tras recorrer unos 6 Kms.


Es aquí donde tomamos el desvío a la derecha que después de otros 6 Kms por una carretera estrecha y llena de curvas nos conduce al pueblo semiabandonado de Escuaín.


Al pie del Monte Castillo Mayor un grupo de casas donde un tiempo hubo vida parece que quiere renacer gracias en parte a la iniciativa privada para usos de ocio, sobretodo en verano.



Allí encontramos de forma sorprendente, porque no lo esperábamos, una oficina de información del Parque, donde una chica muy amable nos atendió y nos propuso un paseo señalizado para poder ver con comodidad las gargantas.



Nos pusimos a ello y después de una hora, ida y vuelta, por un sendero de nula dificultad, entre flores y distintos árboles, en esta época frescos y con hojas nuevas y lustrosas,
pasamos por distintos miradores colocados de forma estratégica para poder contemplar espectaculares panorámicas de la garganta.


Tras el recorrido volvimos al lugar donde habíamos iniciado el paseo.

Una información sacada de Internet nos informa de que “el río Yaga, alimentado por innumerables torrentes, fuentes y surgencias, recorre el Valle de Tella o de Puértolas, dando forma a un intrincado barranco pleno de roca y vegetación. La Garganta de Escuaín esconde en su fondo el tramo superior del río, y constituye una profunda brecha de roca caliza que da cobijo en su interior a una enorme riqueza vegetal.



La cabecera de la Garganta está formada por una serie de circos suspendidos llenos de lapiaces y simas.).”

La magnífica garganta del Yaga, comprende un mundo estrecho y agreste excavado y moldeado por las aguas fluviales del río. Majestuoso paisaje con la fuente de Escuaín, los circos de Gurundué y la Sarra, cascadas y saltos de agua, los profundos barrancos de Angones y Concusa, así como un mundo escondido subterráneo de cuevas y simas.


La importancia de los fenómenos kársticos ha dado lugar a un paraíso para los espeleologos, en esta zona comprendida entre la Tres Marías y Puntas Verdes: bocas diminutas perdidas en montañas inmensas, la integral B 15 (meandrico Gurundué) y la fuente de Escuaín con un desnivel de 1151m bajo tierra y más de 8 km de desarrollo.


Sobre las simas de la zona por si hay algún lector interesado os puedo remitir a la pagina de Internet: Sistema de Fuentes de Escuaín

http://www.federacionaragonesaespeleologia.com/cavidades/travesias/B15.html
Desde allí volvimos a Puértolas y tomamos dirección Escalona.

Como nuestro próximo destino era el Valle de Pineta, una vez en la A-138, tomamos dirección Bielsa o Francia, pues por ahí se va.

En nuestro camino pasamos por un pueblo llamado Hospital de Tella, donde el río Yaga cede sus aguas al Cinca.

Su antigua ubicación en el sendero que recorría el eje del Cinca la convirtió en lugar de descanso para peregrinos y viajeros. En la actualidad se encuentra a lado de la carretera que se dirige a Francia

A continuación entramos en un bello y estrecho desfiladero llamado de Las Devotas que debe su nombre a unas religiosas que perdieron la vida intentando vadear el río.
Tras el pueblo de Salinas Sin, entramos al Valle de Bielsa que se encuentra en la zona alta oriental del Sobrarbe, limitando al norte con el vecino país francés, al que se accede a través del puerto y túnel carretero internacional de Bielsa-Aragnouet.
Es una comarca llena de contrastes naturales que ha permanecido mucho tiempo sumida en un profundo aislamiento pues hasta el año 1921 no llegaría el primer coche correo.
Bielsa, es una población de origen
medieval.
En 1191
Alfonso II de Aragón concede a un tal Pedro Amilán la explotación de unas minas de plata ubicadas en el término de Bielsa, con la autorización para erigir en el paraje, villa, castillo y molinos, siempre y cuando le reservase al monarca la décima parte del mineral extraído.
Durante los siglos siguientes cambió de manos en varias ocasiones, hasta que en 1445 los habitantes de Bielsa compran a su señor, Raimundo Montaner, la villa y el castillo con todos sus términos y derechos, para cedérselos al rey de Aragón, Alfonso V. Pusieron como condición quedar unidos a la corona a perpetuidad. En 1450 la población contaba con 80 fuegos.
En Bielsa todavía es posible oír hablar en belsetán, una de las variantes dialectales del idioma aragonés.
En la villa hay un museo etnológico.

Entre las actividades festivas de la villa destaca el carnaval de Bielsa, celebrado en febrero y que es uno de los más antiguos de España.


Algunos de los personajes típicos muestran claras reminiscensias paganas asociadas a ritos de fertilidad. Es el caso de las trangas, disfraz masculino que incorpora pieles de cabra, cornamentas y esquilas, además de una larga vara.


Otros personajes son las madamas (señoritas o doncellas), l'onso (oso), l'amontato (vieja de aspecto grotesco que lleva sobre su espalda un hombre como símbolo de renovación), o Cornelio Zorrilla, un muñeco de paja que permanece colgado en la fachada del Ayuntamiento durante los festejos, y que es quemado cuando éstos concluyen después de un juicio por sus malos actos.

Su caserío articulado en torno a la Plaza Mayor apenas guarda el viejo sabor de la arquitectura popular, a causa del gran incendio ocurrido durante la Bolsa de Bielsa en la guerra civil, que destruyó casi todo el pueblo.Destaca la Casa Consistorial, edificio civil de bello estilo renacentista del siglo XVI donde se alberga un museo etnológico.

La iglesia parroquial es de enormes dimensiones y data del siglo XVI.

Fue declarado Paraje Pintoresco en 1976.

Desde Bielsa nos desviamos para llegar al Valle de Pineta. Tomamos a la izquierda siguiendo la señalización. La carretera nos condujo a la aldea de Javierre.
Antiguamente era denominada Javierre de la Calzada, y está situada en la misma entrada del valle. Cuenta con la iglesia románica de Santa Eulalia. También fue pasto de las llamas en la Guerra Civil


Hacia el suroeste limitan y cierran el valle los grandes acantilados de la sierra de las Sucas, con formidables paredes de más de 1.000 m de desnivel, atravesadas en su sector más occidental por el collado de Anísclo, a 2.240 m.



Al poco de pasar un pequeño embalse, una pista conduce al caserío aislado de la pequeña aldea de Espierba, con no más de 20 habitantes, que se dispersa por los prados y laderas solanas de este hermoso valle pirenaico. Desde allí se obtienen buenas vistas de su cubierta vegetal de pinares, abetales y hayedos


Al fondo del circo de Pineta, a 12 km, junto al Parador Nacional de Turismo de Monte Perdido, se sitúa la ermita de la Virgen de Pineta, que, según se cuenta, se le apareció a un pastor sobre un pino.
Este punto es la base de numerosas excursiones variadas de montaña, como la larga cascada, el balcón del valle y el lago de Marboré o Tucarroya.

Una vez allí y a la altura de la ermita dejamos el coche y echamos pie a tierra para hacer un corto paseo por una pista forestal que se interna en un hayedo donde pueden verse pájaros y plantas propios de la zona.


De los pájaros el másdestacado es el trepador azul, del que he sacado una breve información que dice lo siguiente:

Al contrario de muchas aves silvestres que en primavera tienen la costumbre de excavar o de agrandar un hueco para criar, el Trepador Azul reduce la entrada de la cavidad donde se instala.
Esta ave es la trepadora más extraña de nuestros bosques. Bien apoyada en sus cortos tarsos, avanza a pequeños trechos, enganchada a la corteza de los troncos, sin ayudarse con la cola, sino gracias a la fuerte musculatura de sus patas, provistas de uñas aceradas.


Por esta razón, no necesita llevar la cabeza levantada hacia arriba.


Recorre con frecuencia los troncos cabeza abajo con la mayor naturalidad del mundo.


El régimen alimenticio de este pájaro, compuesto de granos de cáscara coriácea, le ha hecho desarrollar una curiosa costumbre: sujeta su botín en la horquilla de un árbol o en una grieta y martillea avellanas o hayucos con grandes picotazos.
Durante el cortejo, el macho vuela frecuentemente despacio o adopta posturas con las plumas esponjadas y alas y cola abiertas. El nido está siempre en un agujero, elegido generalmente en un árbol a más de dos metros de altura, aunque también pueden utilizar cajas anideras
.




Entre las flores destaco dos: la misteriosa belladona

y la carnívora pingüicola glandiflora.

La Pinguicola grandiflora tiene un desarrollo tapizante, tiende entonces a ensancharse mucho. Esta planta en verano toma una coloración violeta ; es de tamaño pequeñopudiendo alcanzar los 25 cm de longitud. No mantiene las hojas en invierno.

Estas plantas se desarrollan en zonas rocosas..


La belladona siempre ha estado rodeada por el misterio, desde sus efectos, ya sean positivos o negativos, hasta su etimología y su belleza natural.

El nombre de esta flor de origen europeo, proviene del italiano 'bella donna' (bella mujer) y muestra la sensibilidad de los italianos en el arte de la seducción.

En el lenguaje de las flores significa silencio, tal vez por el misterio que la rodea.
La belladona, que se encontraba habitualmente a los lados de los caminos, atrapaba la atención de niños y mujeres, que gustaban de los encantos de esta delicada y sugestiva flor, desconocidos hasta entonces.
La leyenda cuenta que en un remoto lugar, cierto hechicero trató con esta flor a una mujer enferma, provocando un estado de sueño profundo que se prolongó durante varios días. Al despertar, la mujer se mostró molesta por haber sido despojada de estado hipnótico, argumentado haber estado en lugares maravillosos, llenos de placeres y lujuria.


Al darse a conocer esta experiencia se dispuso la prohibición de esta flor por considerar sus efectos como actos del demonio.
Incontables observaciones registradas desde el siglo pasado mostraron que en estado de excitación sexual la pupila se dilata. Los encuestados se habían sentido más atraídos por la mujer cuya sexualidad percibían inconscientemente como más estimulada.


De alguna forma, esto lo habían intuido las mujeres de las cortes italianas de los siglos XVI al XVIII, las cuales, antes de los bailes de la nobleza, usaban la atropina de la belladona para dilatar sus pupilas y lucir así más atrayentes.



A la altura del puente que cruza el Cinca dimos la vuelta y de nuevo a la altura del Parador, pero en la orilla opuesta buscamos un lugar donde tomar los bocadillos que llevábamos que nos supieron a gloria.

Por último decidimos ir a conocer el Parador y ver la ermita de la Virgen de Pineta.

Por cierto que desde el aparcamiento hasta el hotel está permitido el paso solo a los clientes.


En la cafetería tomamos un café y luego salimos a la terraza del bar para contemplar el bello paisaje que desde allí se divisa, paisaje que en la época en que hemos estado aparecía nevado, precioso, pero frío porque el día empezó a nublarse.

Satisfechos por todo lo visto y vivido en tan intenso día nos volvimos a nuestro hogar en Puyarruego para descansar y tomar fuerzas para la próxima jornada.