miércoles, 25 de junio de 2008

MI VIAJE POR EL PIRINEO DE HUESCA (4)


Día tercero 7/6/2008

La casa Campacruz en la localidad de Puyarruego


Este tercer día ya amanecimos en la casa que habíamos alquilado y que sus dueños le llaman Campacruz

Al parecer el nombre le viene de la tradición que existía por estas tierras de colocar a la entrada de los pueblos una cruz de hierro que daba la bienvenida a los visitantes y el lugar donde se colocaba era el "Camp a Cruz."



En la página web donde la encontré, los propietarios dicen de ella:


"La casa rural Campacruz se encuentra en la comarca de Sobrarbe, en la provincia de Huesca, a tan sólo 2 km del Parque Nacional de Ordesa accediendo por el Cañón de Añisclo, y a su vez en un lugar estratégico para visitar el resto de las entradas al Parque Nacional (Escuain, Pineta y Ordesa).
Destacar la cercanía respecto al Parque Natural Posets Maladeta y el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.


Nuestra casa es una obra de nueva construcción donde se ha respetado la arquitectura tradicicional, con los máximos niveles de calidad y acabados.

La casa está ubicada en una amplia pradera, rodeada de fresnos, a las afueras de la pequeña localidad de Puyarruego y próxima a una excelente zona de baños en el río Bellos.

A mi siempre me gusta saber de los lugares que visito: su historia, la forma de vida de sus gentes, cuantos son en la localidad, qué comen de especial (sobretodo platos dulces y repostería)
Fue paseando una mañana al pueblo cuando encontré un panel en el que los propios habitantes hablan de ellos, de su historia, costumbres, forma de vida…. Hice una foto y de ella he sacado lo que a continuación os cuento:


Puyarruego es un lugar que tradicionalmente tuvo 16 casas. Su nombre hace referencia a una colina entre dos rios o a una colina roja, según otros.


Las casas, agrupadas en manzanas amplias, ocupan la parte alta de una pequeña colina que se alza entre los rios Bellós (al Norte) y Yesa (al Sur).

Las viviendas se instalan en la parte central, limitadas al este y al oeste por los pajares y las eras.



A continuación nos hablan de su historia:

Puyarruego no aparece mencionado en los documentos medievales como núcleo diferenciado: en la Edad Media era solo anejo al lugar del Muro de Bellos, el pueblo matriz encaramado a la montaña, al otro lado de Yesa, para defenderse frente a cualquier ataque.


De aquellos tiempos oscuros procede el privilegio real que hace infanzones a todos los vecinos del pueblo; en 1360 el rey Pedro reconoció la hidalguía perpetua a los de Puyarruego.


Sobre este particular he buscado en alguna página de internet y he encontrado lo que a continuación os transcribo cuyo autor es Jesús Sanz Lacorte.

Escribe lo siguiente:


"Como estatus nobiliario inferior a los nobles, en Aragón, se hallaban los Infanzones; era una pequeña nobleza, que no obedecía a los grandes señores, sino que dependían directamente del rey, tenían éstos sus propios estatutos y prerrogativas especiales, que podían ser individuales o diferentes en cada ciudad o comarca, según las concesiones particulares del rey de Aragón.
Gozaban de una amplia libertad en comparación con la servitud a la que estaba sometida el resto de la población aragonesa. Su principal obligación era la de acudir en ayuda del rey cuando éste se encontraba en guerra, pero sólo por tres días a expensas propias, dejando a su propia voluntad la decisión de permanecer el tiempo necesario que él creyese conveniente; posteriormente a estos días pasaba a ser remunerado.


Estaba obligado también entregar su caballo al rey, cuando éste se hallaba en una situación crítica, cercándolo para defenderlo hasta la muerte si era preciso. Podía residir o irse al servicio de otro rey, en cuyo caso el monarca había de recibir en encomienda a su mujer, hijos y bienes, en tanto no lucharan contra él. También estaban exentos de impuestos las tierras que compraban. Desde el año 1300, tampoco pagaban monedaje del cual estaban liberados y no contribuían ni monetariamente ni manualmente a la construcciones de defensa, castillos, atalayas y otros trabajos pertenecientes exclusivamente a la clases bajas.



Los pleitos que podían mantener contra el rey o la alta nobleza, eran juzgados por el Justicia Mayor de Aragón y el palacio de éste era asilo de refugiados, con la excepción de que tratase de traidores al reino o delicuentes comunes. Este concepto de refugio estaba muy arraigado en tierras aragonesas hasta bien entrado el siglo VII, tanto es así que un Justicia Mayor de Aragón, de nombre Juan de Lanuza, perdió la vida el 20 de diciembre de 1591, por oponerse a la entrega al rey Felipe II, de su Secretario Antonio Pérez, de origen aragonés, que se había refugiado en tierras de Aragón por graves motivos políticos.



En Castilla, también existió el título de infanzón, pero lo sustituyeron posteriormente por el de fijodalgo o hidalgo.


En Aragón perduró hasta bien entrado el siglo XIX.

Los Infanzones aragoneses, se constituían en diferentes grupos muy diferenciados; podían ser de “sangre y naturaleza”, eran los que habían tenido siete hijos varones en legítimo matrimonio; “de cuatro costados”, aquellos cuyos abuelos maternos y paternos eran Infanzones; “de gotera”, eran lo que gozaban de los privilegios de la infanzonía solamente en un pueblo, villa o ciudad, perdiendo la condición de infanzón al trasladarse y residir en otra localidad, a no ser que hicieran una probanza de infanzonía, volvían a recuperar si ésta le era aprobada. Los de “población”, hombres libres elevados a infanzones de forma colectiva, por promulgaciones de algún fuero local por concesión del rey de Aragón. Éstos estaban exentos de impuestos y gravámenes reales, en contrapartida, tenían que contribuir militarmente a la guerra a la llamada del Rey, con una persona o varias de ellas, con caballo propio, arnés y armamento de su propiedad, aunque muchos de ellos al carecer de recursos acudían y luchaban a pie. Sólo los que tenían una rentas bastante aceptables, formaban parte de la caballería pesada, que tan en boga estaba en la Edad Media europea.


Existe la creencia, muy generalizada que todos los infanzones aragoneses tenían su blasón propio o escudo de armas, nada de eso es cierto, muchos de ellos ostentaban el título de infanzón “ed cartam”, pero carecían de blasón propio, aunque una gran mayoría por concesión real disfrutaban de escudo de armas y de otras prerrogativas particulares que les había concedido el rey de Aragón.

La prueba de infanzonía o también llamada “salva de infanzonía”, se procedía con la declaración de dos testigos jurando atestiguando éstos que el demandante era infanzón de sangre y naturaleza desde muy antiguo.

Desde el año 1307, se les reconoce el derecho de hacer testamento para conservar íntegras sus tierras de labranza, u otras propiedades y lo más importante, sus casales con sus escudos en la fachada, el que lo tuviera, de lo que estaban muy orgullosos, incluso hoy en día, para poder transmitirlo de padres a hijos. También se les eximía de encarcelamiento por deudas en una edicto del año 1626.
En definitiva era un cuerpo de ejército en la reserva muy bien pertrechado y disciplinado, que se ponía en rápido movimiento cuando el enemigo amenazara las fronteras de Aragón o los territorios de la Corona Catalanoaragonesa; allí acudían todos lo infanzones en edad de llevar armas, tanto los infanzones de sangre como los de concesión Real con sus pertrechos y armas.
Un gran número de estas familias infanzonadas, desafortunadamente, no se tienen muchas noticias, dado que en la Guerra de la Independencia, sus expedientes de infanzonía se hallaban custodiados y clasificados en la Real Audiencia de Aragón, que era el órgano ejecutivo que aprobaba la validez de las infanzonías, y fueron quemados y saqueados por las tropas francesas. Sólo un pequeño número de ellos fueron salvados de las llamas. De ahí la poca información documental que se tiene sobre algunas familias infanzonas.


Por suerte aún han quedado algunas labras heráldicas en casales, otras ya desaparecidas o vendidas a anticuarios, coleccionistas, que nos dan fe de un pasado glorioso para Aragón."

Seguimos con el relato que nos hacen los lugareños:




En el siglo XVI se trasladó al valle parte de la población de Muro; fue en aquel tiempo cuando creció Puyarruego. Se construyó la iglesia parroquial y también se levantaron las mejores casas del pueblo, así como un puente sobre el río Bellos. Cerca del puente existía entonces un molino harinero que ha llegado hasta nuestros días.



De las casas nos dicen que tradicionalmente se construían de muros de piedra, empleando para ello la piedra, obtenida en los lechos de los ríos que están a ambos lados del pueblo y en la propia colina donde se alza el caserío. Al proceder de cauce fluviales y de una terraza fluvial, ofrecen formas redondeadas. Los cantos se asientan con argamasa de cal, producida aquí, y de arena. Los tejados construidos con losas de arenisca calcárea, se han sustituido en su mayoría por cubiertas de materiales industriales. Todas las casas disponen de bodegas y algunas también de trujal (prensa para obtener el mosto) y de horno para el pan, aunque la mayoría de los vecinos cocían sus panes en hornos colectivos.

En cuanto a los oficios hay que decir que todos los vecinos del pueblo se dedicaban a la agricultura y a la ganadería explotando patrimonios poco extensos en los que obtenían producciones de subsistencia. Para completar estas exiguas economías se dedicaban a los trabajos del bosque: marchaban a cortar árboles, picar madera, en los montes de los valles próximos y también en otros más alejados. Los picadores se integraban en cuadrillas de las que solían formar parte hombres de los pueblos vecinos. Cortaban los árboles durante el invierno y después los sacaban del bosque, tirando con bueyes o con mulos hasta los ríos.


Los mismos hombres de Puyarruego que cortaban los árboles y los llevaban al río, transportaban luego la madera, por el agua, hasta Monzón, hasta Fraga y con mucha frecuencia hasta Tortosa, en las puertas del mar mediterráneo. El viaje fluvial duraba ocho o dies días y la madera viajaba atada formando nabatas sobre las que iban los nabateros, que las guiaban mediante largos remos.

Si el nombre de Puyarruego se relaciona con el color rojo, es porque hace referencia al material sobre el que están construidas las casas; se trata de una formación, el mallacán, típica de todas las terrazas fluviales de la comarca del Sobrarbe, donde los cantos rodados, gigantescos a veces y la argamasa que los envuelve así como el suelo desarrollado sobre ellos presentan una coloración rojiza. Esta terraza fluvial se sitúa sobre margas de color gris, Son las mismas margas sobre las que se han labrado sus cauces al pie del pueblo, los ríos Bellos y Yesa. En algunos casos parece que se usaba para hacer piezas de adobe, con la ventaja frente al barro de que adquiría consistencia con un simple apilamiento, sin necesidad de encofrarlo. Este material aún en el caso de ser revestido, proporciona una textura distinta a las fachadas y consecuentemente, al conjunto de ellas.

También nos cuentan de su idioma: el aragonés, hablado desde tiempo en esta zona, que se ha visto influenciado según las épocas por el vascuence, catalán y como no el castellano.
Así nos explican que en aragonés se denomina pocino al lado septentrional de una montaña que es el umbroso, en tanto que el solano es el lado meridional.

En Puyarruego el pocino ofrece un tapiz vegetal tupido y variado hay aquí olmos, pinos, quejigos, fresnos, mostajos, bojes y una gran variedad de plantas que buscan la frescura de la s umbrias.

En el solano se ven carrrascas, enebros, almeces y distintas plantas a las que gustan los ambientes luminosos y algo xerófilos.

En la vida de Puyarruego han tenido gran importancia los ríos. Con las aguas de los que corren a los pies del pueblo se regaban las huertas. El Cinca al que van a parar los caudales del Bellos y del Yesa, arrastraba las nabatas camino del mar. En todos ellos abundaba la pesca.

La gente de Puyarruego conocía una gran variedad de técnicas que le permitían atrapar truchas, madrillas, barbos y anguilas en todas las épocas del año para cada estación, para río para cada especie existía una forma de pescar.

También nos hablan de repostería y concretamente de un dulce típico del lugar: los crespillos en los que la pasta envuelve una hoja de la borraja silvestre.

Investigando he podido saber que los crespillos son un postre típico del Somontano de Barbastro. Transcribo la información por si alguien quiere probarlos




Postre típico del Somontano de Barbastro que se prepara a partir de una hoja
de borraja que se reboza en una masa compuesta fundamentalmente porhuevo, harina y azúcar.

Este dulce tradicional se elabora y degusta entorno al día 25 de marzo, festividad de la Encarnación, en que la Virgen se quedó preñada para dar a luz 9 meses después, en diciembre, cuando los labradores recogen las aceitunas de los olivares. La leyenda tradicional dice que si la Virgen y las oliveras obtienen su fruto a la vez, es probable que se preñaran también al mismo tiempo.Por eso se hacen los crespillos ese día, para que como dicen por aquí, "se preñen las oliveras", con la consiguiente abundante cosecha.


En algún pueblo del Somontano, el aceite de freír los crespillos es llevado por los agricultores a los olivares para untar con él las yemas de las oliveras.

La Receta Tradicional:
Los ingredientes para unos 70 crespillos aproximadamente son:
4 huevos
4 tazas de azúcar
2 tazas de cocimiento (agua hervida con piel de naranja y anís en grano)
2 tazas de leche

2 cucharitas de levadura

1 puñadito de anís en grano

½ taza de anís

½ taza de aceite

8 tazas de harina

Hojas de borrajas bien limpias y secas

Elaboración:

Batir los huevos con el azúcar

Añadir la leche, el cocimiento, el aceite y el anís

Seguir batiendo y agregar la harina y la levadura mezclándolo todo muy bien

Una vez hecha la masa se rebozan las hojas y se fríen en aceite muy caliente

Nota: se pueden sustituir las hojas de borraja por las de espinacas, pero no es tradicional.

Cuando están dorados los crespillos, se retiran, se escurren en un papel absorbente y se espolvorean con azúcar.

Por último nos hablan de personajes ilustres. Sobre este particular dicen:



Aunque Puyarruego nunca fue un lugar de señorío, residió aquí una familia que señoreó varios pueblos: Los bardaxí, en su gran caserón del centro del pueblo tenían una capilla dedicada a San José y en la iglesia parroquial, disponían de una capilla, bajo la advocación de San Victorián. Allí construyeron una cripta para los curiosos enterramientos sedentes de los difuntos de la familia. Hubo entre los Bardaxíes numerosos clérigos e inquisidores a lo largo de los siglos XVII y XVIII. En esta última centuria alcanzó la familia su época de gran esplendor.
Dionisio Bardaxí y Azara nació en Puyarruego el día 9 de Octubre de 1760. Sobrino del embajador Nicolás de Azara. Dionisio siguió estudios eclesiasticos. Fue a Roma en 1792 como auditor del Tribunal de la Rota. Vivió en la ciudad los agitados años que llegaron tras la Revolución Francesa y la entrada de Napoleón en Italia

El papa que el Emperador francés llevó a Fontainebleau, eligió al prelado de Puyarruego como acompañante en su destierro y al concluir este, los hizo cardenal. Antes de morir en la Ciudad Eterna, el principe de la Iglesia se acordó de la aldea pirenáica donde había nacido dejó en su testamento cien doblones para la iglesia parroquial de Puyarruego y otros cien para que se emplearan en beneficio del pueblo.

Bueno me ha quedado un poco largo pero me parece interesante dejar constancia. Ni que decir tiene que quiero que esto sea además un pequeño homenaje a las gentes de ese pueblo en la persona de una de sus habitantes: nuestra casera Tere Pañart y su familia que llevan prácticamente toda su vida viviendo en Puyarruego y engrandeciéndolo (aunque en dimensiones sea pequeño) con su trabajo.


Por último espero que me corrigan los posibles errores porque todo lo que he escrito me ha venido dado por otras personas que dicen saber de los temas y a los que quiero dar las gracias por tanta información