domingo, 29 de junio de 2008

MI VIAJE POR EL PIRINEO DE HUESCA (5)





Día tercero: 7/6/2008
CAÑON DE AÑISCLO Y VALLE DE VIÓ


La mañana como ya dije en mi anterior relato, amaneció despejada y nos invitaba al paseo que en esta ocasión emprendimos hacia el Cañón de Añisclo que corresponde fundamentalmente al valle del río Bellos.

Para llegar a él debemos tomar, si vamos por la carretera que une L’Ainsa con Bielsa, un desvío señalizado que existe a la altura del pueblo de Escalona, justo antes de su iglesia.
Nosotros salimos desde Puyarruego, que como ya sabéis se localiza a la entrada del valle del Bellos, próximo a los desagües del cañón del río Yesa.

Por cierto que aprovecho para decir que este pueblo es conocido por su fuente minero-medicinal.


Bien pues avanzamos desde allí unos 5 Kms, hasta encontramos el deshabitado pueblo de Gallisué y la Fuente de los Baños.

La fuente de los baños se encuentra situada, al fondo de un estrechísimo desfiladero formado por la acción erosiva, durante siglos, de las aguas del Bellos sobre la roca calcárea.


Un panel indicativo en la carretera marca el comienzo de las numerosas escaleras que, para facilitar el descenso, nos conducirán a la surgencia.

Esta fuente es muy conocida por los beneficios que reportan sus templadas aguas para la salud y a ella acuden desde hace muchos años un gran número de personas, aquejadas en su mayoría de afecciones bronquiales. Para que la ingestión de estas aguas surta algún efecto hay que realizar una novena, es decir, que los agüistas las deben beber durante nueve días seguidos.

Aunque hay quien atribuye los buenos resultados de las mismas a las excelentes comidas que sirven en Escalona (donde suelen alojarse los visitantes) y a los paseos que hay que realizar hasta la fuente, pues el agua debe beberse in situ.


Tras la bajada y posterior subida reemprendimos camino, adentrándonos en el estrecho mundo del desfiladero las Cambras, que si podéis y para poder saborearlo en toda su plenitud os aconsejo que lo hagáis andando.

Nosotros lo hicimos en coche con algunas paradas antes de llegar al aparcamiento donde dejamos el coche y a pie hicimos una ruta cerrada que paso a describiros.


Se trata de un circuito cerrado de unos 2,2 Kms y en el que se invierten algo más media hora.



Debemos caminar en sentido inverso a la marcha que traíamos casi un Kms desde el aparcamiento hasta las señales y una vez allí coger la pista que nos lleva a la ruta.


Después de unos pasos llegaremos a un bifurcación. Tomamos a la derecha.

Cruzamos el puente viejo sobre el río Bellos y continuamos por la senda que vira a la izquierda y desemboca en la pista.

Al llegar a un panel informativo, seguimos a la izquierda hasta la Ermita de San Urbez.

Después de pasarla llegamos a una bifurcación. Seguimos la señal hacia el "Circuito de San Úrbez" a la izquierda hacia abajo.


Más
adelante llegamos a un mirador con vistas sobre el río y del cañón. En unos minutos un panel informativo nos habla de los viejos molinos del río.


Cruzamos otro puente con una vista a la cascada y
acantilados del río. De inmediato giramos a la izquierda hacia el "Circuito".


Para ver los
restos, muy descuidados, de un molino, sobre el Aso seguimos la señal que nos lo indica, alcanzándolo en unos 4 minutos.

Una vez visto, volvemos sobre nuestros pasos para retomar el camino principal
En la bifurcación siguiente (30min) (950 m) seguimos a la izquierda. Las vista de las paredes rocosas del
cañón y de los Sestrales que lo coronan son buenas.
Por último y antes de llegar al aparcamiento pasamos delante de una
cabaña.


Tengo que decir que donde nos encontramos es realmente donde da comienzo el verdadero Cañón de Añisclo. Lo hace bajo los grandes pórticos pétreos de Mondotó y Sestrales.


Una senda se adentra por el fondo del cañón hasta llegar a la pequeña llanura y bosquete de la Ripareta.
El camino puede continuar hacia el chorro de la cascada de la Fon Blanca (5 horas) y hacia el collado de Añisclo (7 horas), que da paso al valle de Pineta, o bien hacia la suspendida, aérea y espectacular faja del barranco lateral de la Pardina. Cualquier recorrido merece la pena.

Nosotros no lo hicimos por problemas de movilidad de alguno de los viajeros.



Por cierto que el cañón, impresionante tajo en el terreno, estuvo a punto de ser ahogado bajo las aguas de la presa de una centra! hidroeléctrica. Hoy, este lugar idílico está catalogado bajo la figura de la máxima protección que puede concederse a un espacio natural. Sin duda. su pérdida habría sido algo irreparable e insustituible para el Pirineo.



Desde el aparcamiento tomamos otra carretera que sale desde ese punto y nos lleva al llamado Bal de Vio, donde se encuentran los pueblos típicos de Buerba y Vio, disponiendo desde su altiplano de inmejorables vistas del macizo de Monte Perdido.

Un mirador, con una mesa de lectura de paisaje, se asoma en una curva frente al cañón.

Nuestro objetivo era visitar la iglesia parroquial de Vio, de estilo románico, erigida en el siglo Xll en honor de San Vicente Mártir.


Después de 2 Kms. de subida, tomamos un desvio y tras otros 2 Kms llegamos a Vió y nos adentramos en su caserío, prácticamente abandonado. Encontramos un lugareño, Jesús, que se ofreció por un módico precio a abrirnos la iglesia.

Su parroquial dedicada a San Vicente Mártir, se halla exenta en una explanada poco antes de llegar al pequeño caserío del lugar.

Es uno de los 2 habitantes estables que tiene el pueblo, aunque en realidad hay 4 casas rehabilitadas. El resto se encuentra abandonado.
Desde sus proximidades, las vistas hacia el Cañón de Añisclo, con el incomparable telón de fondo del macizo de Monte Perdido son inolvidables



El templo se halla orientado a levante. Su planta es rectangular, rematada por medio de ábside.

En época posterior (XVI) se añadieron capillas laterales así como una recia torre adosada a su muro de poniente a la que se accede por medio de escalera exterior y vano en altura en su lienzo sur a la altura de la cornisa
Al exterior lo más interesante del templo es su cabecera.

Centra el cilindro absidal un ventanal de doble derrama de sencilla hechura. Por encima, once arquillos ciegos al modo lombardo, apeados en ménsulas lisas, a excepción de la situada sobre el lado norte del ventanal, que se decoró con una tosca escultura a modo de cara humana.

Por encima de los arquillos corre un friso de esquinillas bajo la cornisa. Dos lesenas marginales completan la decoración absidal.


Al interior apreciamos que la nave cubre con una bóveda ligeramente apuntada, y que a ella abren diferentes capillas añadidas, en una de las cuales, al lado norte, frente a la puerta de entrada, se halla la pila bautismal gallonada del XVI.

La torre se adosó al extremo de poniente del templo, haciendo desaparecer su hastial y propiciando la aparición de un espacio abovedado rebajado con respecto a la nave probablemente usado como coro.


Al este cierra el templo con su cabecera lombarda. Cilindro absidal de medio punto levemente rebajado y cubierto por cuarto de esfera. Por detrás presbiterio atrofiado como corresponde a su estilo.
La desproporción existente entre cabecera y unión con la nave hace pensar, sobre todo dado lo apuntado de la bóveda, que ésta se realizó en un momento tardío, quizá en otra fase edificativa que la cabecera.


Pero lo más interesante de este templo, que le da personalidad propia entre los aragoneses radicaba en las pinturas de su ábside. Pasadas a lienzo, se conservan en Barbastro, habiendo sido pintada una réplica de las mismas en el templo.


Aun cuando se hallan parcialmente deterioradas, su escena central, que es Cristo en Majestad flanqueado por los Tetramorfos, se conserva muy bien, siendo magnífica su serena expresión. Lo hallamos dentro de ovalada mandorla mística, sedente sobre un acolchado escaño de aspecto orientalizante y posando sus pies descalzos sobre una estera ovalada.


Muestra textos sagrados sobre su muslo izquierdo en el que se intuye "Ego sum Lux Mundi", mientras bendice con la diestra. Porta túnica roja sobre el hombro izquierdo, que cubre su mitad inferior derecha. Túnica y vestimenta lucen elaborados pliegues, en contraposición con la camisa, en donde son muy sencillos. En ella luce bordados a modo de joyas en el cuello y embocadura de mangas.


El rostro, sereno y barbado, se enmarca en nimbo crucífero. En el polo inferior de la mandorla hallamos un motivo flordelisado. Los tetramorfos son de una traza muy naif. llamando la atención la cara del león de San Marcos, que más parece demonio que fiera.


A ambos lados de los tetramorfos inferiores hallamos a nuestra izquierda parte del martirio de San Vicente, a cuyo culto se dedicó el templo y a derecha una Epifanía con los Reyes-Magos oferentes cuyos nombres se epigrafiaron sobre sus coronadas cabezas.


En el cilindro absidal, bajo una greca de dientes de sierra rojos y blancos, motivos geométricos, cruces patadas, imitación de cortinajes y círculos de fondo rojo con grifos en su interior.
En el frontal de articulación con la nave, quedan restos de lo que fue una Psicostasis. Aún puede adivinarse la figura de San Miguel pesando las almas con su balanza y un peludo demonio intentando desequilibrarla a su favor .


Bajo esta escena, en el intradós del presbiterio, vemos músicos coronados con coronas similares a las que usan los Reyes Magos.


En el espacio frontal de la embocadura absidal vemos una representación de la resurrección de los muertos.


Cronológicamente el templo en su parte original, puede corresponder al último tercio del S XII y las pinturas a inicios del XIII.


Tras la visita nos despedimos de Jesús y seguimos camino para buscar donde comer. Esta vez lo hicimos en el bonito camping que teníamos junto a la casa.

miércoles, 25 de junio de 2008

MI VIAJE POR EL PIRINEO DE HUESCA (4)


Día tercero 7/6/2008

La casa Campacruz en la localidad de Puyarruego


Este tercer día ya amanecimos en la casa que habíamos alquilado y que sus dueños le llaman Campacruz

Al parecer el nombre le viene de la tradición que existía por estas tierras de colocar a la entrada de los pueblos una cruz de hierro que daba la bienvenida a los visitantes y el lugar donde se colocaba era el "Camp a Cruz."



En la página web donde la encontré, los propietarios dicen de ella:


"La casa rural Campacruz se encuentra en la comarca de Sobrarbe, en la provincia de Huesca, a tan sólo 2 km del Parque Nacional de Ordesa accediendo por el Cañón de Añisclo, y a su vez en un lugar estratégico para visitar el resto de las entradas al Parque Nacional (Escuain, Pineta y Ordesa).
Destacar la cercanía respecto al Parque Natural Posets Maladeta y el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.


Nuestra casa es una obra de nueva construcción donde se ha respetado la arquitectura tradicicional, con los máximos niveles de calidad y acabados.

La casa está ubicada en una amplia pradera, rodeada de fresnos, a las afueras de la pequeña localidad de Puyarruego y próxima a una excelente zona de baños en el río Bellos.

A mi siempre me gusta saber de los lugares que visito: su historia, la forma de vida de sus gentes, cuantos son en la localidad, qué comen de especial (sobretodo platos dulces y repostería)
Fue paseando una mañana al pueblo cuando encontré un panel en el que los propios habitantes hablan de ellos, de su historia, costumbres, forma de vida…. Hice una foto y de ella he sacado lo que a continuación os cuento:


Puyarruego es un lugar que tradicionalmente tuvo 16 casas. Su nombre hace referencia a una colina entre dos rios o a una colina roja, según otros.


Las casas, agrupadas en manzanas amplias, ocupan la parte alta de una pequeña colina que se alza entre los rios Bellós (al Norte) y Yesa (al Sur).

Las viviendas se instalan en la parte central, limitadas al este y al oeste por los pajares y las eras.



A continuación nos hablan de su historia:

Puyarruego no aparece mencionado en los documentos medievales como núcleo diferenciado: en la Edad Media era solo anejo al lugar del Muro de Bellos, el pueblo matriz encaramado a la montaña, al otro lado de Yesa, para defenderse frente a cualquier ataque.


De aquellos tiempos oscuros procede el privilegio real que hace infanzones a todos los vecinos del pueblo; en 1360 el rey Pedro reconoció la hidalguía perpetua a los de Puyarruego.


Sobre este particular he buscado en alguna página de internet y he encontrado lo que a continuación os transcribo cuyo autor es Jesús Sanz Lacorte.

Escribe lo siguiente:


"Como estatus nobiliario inferior a los nobles, en Aragón, se hallaban los Infanzones; era una pequeña nobleza, que no obedecía a los grandes señores, sino que dependían directamente del rey, tenían éstos sus propios estatutos y prerrogativas especiales, que podían ser individuales o diferentes en cada ciudad o comarca, según las concesiones particulares del rey de Aragón.
Gozaban de una amplia libertad en comparación con la servitud a la que estaba sometida el resto de la población aragonesa. Su principal obligación era la de acudir en ayuda del rey cuando éste se encontraba en guerra, pero sólo por tres días a expensas propias, dejando a su propia voluntad la decisión de permanecer el tiempo necesario que él creyese conveniente; posteriormente a estos días pasaba a ser remunerado.


Estaba obligado también entregar su caballo al rey, cuando éste se hallaba en una situación crítica, cercándolo para defenderlo hasta la muerte si era preciso. Podía residir o irse al servicio de otro rey, en cuyo caso el monarca había de recibir en encomienda a su mujer, hijos y bienes, en tanto no lucharan contra él. También estaban exentos de impuestos las tierras que compraban. Desde el año 1300, tampoco pagaban monedaje del cual estaban liberados y no contribuían ni monetariamente ni manualmente a la construcciones de defensa, castillos, atalayas y otros trabajos pertenecientes exclusivamente a la clases bajas.



Los pleitos que podían mantener contra el rey o la alta nobleza, eran juzgados por el Justicia Mayor de Aragón y el palacio de éste era asilo de refugiados, con la excepción de que tratase de traidores al reino o delicuentes comunes. Este concepto de refugio estaba muy arraigado en tierras aragonesas hasta bien entrado el siglo VII, tanto es así que un Justicia Mayor de Aragón, de nombre Juan de Lanuza, perdió la vida el 20 de diciembre de 1591, por oponerse a la entrega al rey Felipe II, de su Secretario Antonio Pérez, de origen aragonés, que se había refugiado en tierras de Aragón por graves motivos políticos.



En Castilla, también existió el título de infanzón, pero lo sustituyeron posteriormente por el de fijodalgo o hidalgo.


En Aragón perduró hasta bien entrado el siglo XIX.

Los Infanzones aragoneses, se constituían en diferentes grupos muy diferenciados; podían ser de “sangre y naturaleza”, eran los que habían tenido siete hijos varones en legítimo matrimonio; “de cuatro costados”, aquellos cuyos abuelos maternos y paternos eran Infanzones; “de gotera”, eran lo que gozaban de los privilegios de la infanzonía solamente en un pueblo, villa o ciudad, perdiendo la condición de infanzón al trasladarse y residir en otra localidad, a no ser que hicieran una probanza de infanzonía, volvían a recuperar si ésta le era aprobada. Los de “población”, hombres libres elevados a infanzones de forma colectiva, por promulgaciones de algún fuero local por concesión del rey de Aragón. Éstos estaban exentos de impuestos y gravámenes reales, en contrapartida, tenían que contribuir militarmente a la guerra a la llamada del Rey, con una persona o varias de ellas, con caballo propio, arnés y armamento de su propiedad, aunque muchos de ellos al carecer de recursos acudían y luchaban a pie. Sólo los que tenían una rentas bastante aceptables, formaban parte de la caballería pesada, que tan en boga estaba en la Edad Media europea.


Existe la creencia, muy generalizada que todos los infanzones aragoneses tenían su blasón propio o escudo de armas, nada de eso es cierto, muchos de ellos ostentaban el título de infanzón “ed cartam”, pero carecían de blasón propio, aunque una gran mayoría por concesión real disfrutaban de escudo de armas y de otras prerrogativas particulares que les había concedido el rey de Aragón.

La prueba de infanzonía o también llamada “salva de infanzonía”, se procedía con la declaración de dos testigos jurando atestiguando éstos que el demandante era infanzón de sangre y naturaleza desde muy antiguo.

Desde el año 1307, se les reconoce el derecho de hacer testamento para conservar íntegras sus tierras de labranza, u otras propiedades y lo más importante, sus casales con sus escudos en la fachada, el que lo tuviera, de lo que estaban muy orgullosos, incluso hoy en día, para poder transmitirlo de padres a hijos. También se les eximía de encarcelamiento por deudas en una edicto del año 1626.
En definitiva era un cuerpo de ejército en la reserva muy bien pertrechado y disciplinado, que se ponía en rápido movimiento cuando el enemigo amenazara las fronteras de Aragón o los territorios de la Corona Catalanoaragonesa; allí acudían todos lo infanzones en edad de llevar armas, tanto los infanzones de sangre como los de concesión Real con sus pertrechos y armas.
Un gran número de estas familias infanzonadas, desafortunadamente, no se tienen muchas noticias, dado que en la Guerra de la Independencia, sus expedientes de infanzonía se hallaban custodiados y clasificados en la Real Audiencia de Aragón, que era el órgano ejecutivo que aprobaba la validez de las infanzonías, y fueron quemados y saqueados por las tropas francesas. Sólo un pequeño número de ellos fueron salvados de las llamas. De ahí la poca información documental que se tiene sobre algunas familias infanzonas.


Por suerte aún han quedado algunas labras heráldicas en casales, otras ya desaparecidas o vendidas a anticuarios, coleccionistas, que nos dan fe de un pasado glorioso para Aragón."

Seguimos con el relato que nos hacen los lugareños:




En el siglo XVI se trasladó al valle parte de la población de Muro; fue en aquel tiempo cuando creció Puyarruego. Se construyó la iglesia parroquial y también se levantaron las mejores casas del pueblo, así como un puente sobre el río Bellos. Cerca del puente existía entonces un molino harinero que ha llegado hasta nuestros días.



De las casas nos dicen que tradicionalmente se construían de muros de piedra, empleando para ello la piedra, obtenida en los lechos de los ríos que están a ambos lados del pueblo y en la propia colina donde se alza el caserío. Al proceder de cauce fluviales y de una terraza fluvial, ofrecen formas redondeadas. Los cantos se asientan con argamasa de cal, producida aquí, y de arena. Los tejados construidos con losas de arenisca calcárea, se han sustituido en su mayoría por cubiertas de materiales industriales. Todas las casas disponen de bodegas y algunas también de trujal (prensa para obtener el mosto) y de horno para el pan, aunque la mayoría de los vecinos cocían sus panes en hornos colectivos.

En cuanto a los oficios hay que decir que todos los vecinos del pueblo se dedicaban a la agricultura y a la ganadería explotando patrimonios poco extensos en los que obtenían producciones de subsistencia. Para completar estas exiguas economías se dedicaban a los trabajos del bosque: marchaban a cortar árboles, picar madera, en los montes de los valles próximos y también en otros más alejados. Los picadores se integraban en cuadrillas de las que solían formar parte hombres de los pueblos vecinos. Cortaban los árboles durante el invierno y después los sacaban del bosque, tirando con bueyes o con mulos hasta los ríos.


Los mismos hombres de Puyarruego que cortaban los árboles y los llevaban al río, transportaban luego la madera, por el agua, hasta Monzón, hasta Fraga y con mucha frecuencia hasta Tortosa, en las puertas del mar mediterráneo. El viaje fluvial duraba ocho o dies días y la madera viajaba atada formando nabatas sobre las que iban los nabateros, que las guiaban mediante largos remos.

Si el nombre de Puyarruego se relaciona con el color rojo, es porque hace referencia al material sobre el que están construidas las casas; se trata de una formación, el mallacán, típica de todas las terrazas fluviales de la comarca del Sobrarbe, donde los cantos rodados, gigantescos a veces y la argamasa que los envuelve así como el suelo desarrollado sobre ellos presentan una coloración rojiza. Esta terraza fluvial se sitúa sobre margas de color gris, Son las mismas margas sobre las que se han labrado sus cauces al pie del pueblo, los ríos Bellos y Yesa. En algunos casos parece que se usaba para hacer piezas de adobe, con la ventaja frente al barro de que adquiría consistencia con un simple apilamiento, sin necesidad de encofrarlo. Este material aún en el caso de ser revestido, proporciona una textura distinta a las fachadas y consecuentemente, al conjunto de ellas.

También nos cuentan de su idioma: el aragonés, hablado desde tiempo en esta zona, que se ha visto influenciado según las épocas por el vascuence, catalán y como no el castellano.
Así nos explican que en aragonés se denomina pocino al lado septentrional de una montaña que es el umbroso, en tanto que el solano es el lado meridional.

En Puyarruego el pocino ofrece un tapiz vegetal tupido y variado hay aquí olmos, pinos, quejigos, fresnos, mostajos, bojes y una gran variedad de plantas que buscan la frescura de la s umbrias.

En el solano se ven carrrascas, enebros, almeces y distintas plantas a las que gustan los ambientes luminosos y algo xerófilos.

En la vida de Puyarruego han tenido gran importancia los ríos. Con las aguas de los que corren a los pies del pueblo se regaban las huertas. El Cinca al que van a parar los caudales del Bellos y del Yesa, arrastraba las nabatas camino del mar. En todos ellos abundaba la pesca.

La gente de Puyarruego conocía una gran variedad de técnicas que le permitían atrapar truchas, madrillas, barbos y anguilas en todas las épocas del año para cada estación, para río para cada especie existía una forma de pescar.

También nos hablan de repostería y concretamente de un dulce típico del lugar: los crespillos en los que la pasta envuelve una hoja de la borraja silvestre.

Investigando he podido saber que los crespillos son un postre típico del Somontano de Barbastro. Transcribo la información por si alguien quiere probarlos




Postre típico del Somontano de Barbastro que se prepara a partir de una hoja
de borraja que se reboza en una masa compuesta fundamentalmente porhuevo, harina y azúcar.

Este dulce tradicional se elabora y degusta entorno al día 25 de marzo, festividad de la Encarnación, en que la Virgen se quedó preñada para dar a luz 9 meses después, en diciembre, cuando los labradores recogen las aceitunas de los olivares. La leyenda tradicional dice que si la Virgen y las oliveras obtienen su fruto a la vez, es probable que se preñaran también al mismo tiempo.Por eso se hacen los crespillos ese día, para que como dicen por aquí, "se preñen las oliveras", con la consiguiente abundante cosecha.


En algún pueblo del Somontano, el aceite de freír los crespillos es llevado por los agricultores a los olivares para untar con él las yemas de las oliveras.

La Receta Tradicional:
Los ingredientes para unos 70 crespillos aproximadamente son:
4 huevos
4 tazas de azúcar
2 tazas de cocimiento (agua hervida con piel de naranja y anís en grano)
2 tazas de leche

2 cucharitas de levadura

1 puñadito de anís en grano

½ taza de anís

½ taza de aceite

8 tazas de harina

Hojas de borrajas bien limpias y secas

Elaboración:

Batir los huevos con el azúcar

Añadir la leche, el cocimiento, el aceite y el anís

Seguir batiendo y agregar la harina y la levadura mezclándolo todo muy bien

Una vez hecha la masa se rebozan las hojas y se fríen en aceite muy caliente

Nota: se pueden sustituir las hojas de borraja por las de espinacas, pero no es tradicional.

Cuando están dorados los crespillos, se retiran, se escurren en un papel absorbente y se espolvorean con azúcar.

Por último nos hablan de personajes ilustres. Sobre este particular dicen:



Aunque Puyarruego nunca fue un lugar de señorío, residió aquí una familia que señoreó varios pueblos: Los bardaxí, en su gran caserón del centro del pueblo tenían una capilla dedicada a San José y en la iglesia parroquial, disponían de una capilla, bajo la advocación de San Victorián. Allí construyeron una cripta para los curiosos enterramientos sedentes de los difuntos de la familia. Hubo entre los Bardaxíes numerosos clérigos e inquisidores a lo largo de los siglos XVII y XVIII. En esta última centuria alcanzó la familia su época de gran esplendor.
Dionisio Bardaxí y Azara nació en Puyarruego el día 9 de Octubre de 1760. Sobrino del embajador Nicolás de Azara. Dionisio siguió estudios eclesiasticos. Fue a Roma en 1792 como auditor del Tribunal de la Rota. Vivió en la ciudad los agitados años que llegaron tras la Revolución Francesa y la entrada de Napoleón en Italia

El papa que el Emperador francés llevó a Fontainebleau, eligió al prelado de Puyarruego como acompañante en su destierro y al concluir este, los hizo cardenal. Antes de morir en la Ciudad Eterna, el principe de la Iglesia se acordó de la aldea pirenáica donde había nacido dejó en su testamento cien doblones para la iglesia parroquial de Puyarruego y otros cien para que se emplearan en beneficio del pueblo.

Bueno me ha quedado un poco largo pero me parece interesante dejar constancia. Ni que decir tiene que quiero que esto sea además un pequeño homenaje a las gentes de ese pueblo en la persona de una de sus habitantes: nuestra casera Tere Pañart y su familia que llevan prácticamente toda su vida viviendo en Puyarruego y engrandeciéndolo (aunque en dimensiones sea pequeño) con su trabajo.


Por último espero que me corrigan los posibles errores porque todo lo que he escrito me ha venido dado por otras personas que dicen saber de los temas y a los que quiero dar las gracias por tanta información