La Cuna de Reino de Navarra
Con este capítulo, voy a comenzar una serie dedicada a los monasterios que en España, albergan huéspedes. Sobre este particular tengo que decir que en algunos casos el hospedaje es compartido por los monjes o monjas que lo habitan y en otros casos disponen de una hospedería externa, que funciona como un establecimiento hotelero. Cuando se comparte la estancia con la comunidad, en muchos casos, dependiendo del sexo, solo admiten personas del mismo sexo. Así en Leyre, que son benedictinos, en el monasterio solo admiten hombres. En el monasterio de las Huelgas en Burgos, solo admiten mujeres. Otros como Santa María de la Vid, de los frailes agustinos, admiten ambos sexos.
Nosotros tenemos experiencias en aquellos que tienen hospedería externa o que admiten parejas. En este que hoy voy a comentaros estuvimos un par de veces, en la hospedería externa de que dispone, dentro del conjunto de edificios que conforman el Monasterio y se llama San Salvador de Leyre.
En su pagina web nos dicen lo siguiente:
“Situado en plena naturaleza, el acogedor Hotel Hospedería de Leyre ( ** ) está integrado en el armonioso conjunto que constituye uno de los principales monumentos histórico-artísticos de Navarra: el Monasterio de Leyre. Se encuentra a 50 Km. de Pamplona, en dirección a Jaca-Huesca.
Cuenta con 32 habitaciones: 18 dobles, 11 individuales, 2 cuádruples y 1 triple, todas ellas equipadas con calefacción central, baño completo y decoradas en un estilo agradable y acorde con el ambiente que las rodea. La belleza y tranquilidad de su emplazamiento, su situación equidistante de innumerables destinos turísticos de sumo interés, el canto gregoriano de los monjes que habitan el Monasterio, hacen que este lugar sea ya para miles de turistas un lugar ideal para unas jornadas de descanso. Sin olvidar su idoneidad para albergar reuniones de trabajo.”
Así es, efectivamente, un hotel sencillo, en un lugar especial, rodeado de montañas, donde al atardecer solo se oyen los trinos de los pájaros y el tañer de las campanas, dando la hora o llamando a la oración. Creo que merece la pena la experiencia.
El monasterio de Leyre se asienta sobre la balconada de la Sierra de Errando, al Este del Reino de Navarra y a 50 kilómetros de Pamplona (aeropuerto, estación de ferrocarril, y de autobuses), tiene fácil acceso desde diversos puntos de Navarra y Aragón y de la frontera de Francia. Una pintoresca carretera conduce hasta el monasterio desde la ruta general (N 240) Tarragona-San Sebastián.
Desde Pamplona hay servicios de autobuses: Pamplona-Liédena / Pamplona-Yesa.
Desde esas dos poblaciones (Liedena y Yesa) se debe llamar a taxistas particulares...
Os voy, antes de nada, a facilitaros los parámetros de contacto, tanto del Monasterio, como de la Hospedería externa
Dirección postal: Visitas turísticas - Monasterio de Leyre. 31410 - Yesa (Navarra)
Teléfono: 948 884150. Fax: 948 884 230
Correo electrónico: info@monasteriodeleyre.com
Hospedería externa.
Dirección postal: Hotel-Hospedería de Leyre ó31410 - Yesa (Navarra)
Teléfono: 948 884 100. ; Fax: 948 884 137
Correo electrónico: hotel@monasteriodeleyre.com
A continuación voy a incluir información sobre los aspectos artísticos de conjunto, tomados de la página web del propio monasterio
Así es, efectivamente, un hotel sencillo, en un lugar especial, rodeado de montañas, donde al atardecer solo se oyen los trinos de los pájaros y el tañer de las campanas, dando la hora o llamando a la oración. Creo que merece la pena la experiencia.
El monasterio de Leyre se asienta sobre la balconada de la Sierra de Errando, al Este del Reino de Navarra y a 50 kilómetros de Pamplona (aeropuerto, estación de ferrocarril, y de autobuses), tiene fácil acceso desde diversos puntos de Navarra y Aragón y de la frontera de Francia. Una pintoresca carretera conduce hasta el monasterio desde la ruta general (N 240) Tarragona-San Sebastián.
Desde Pamplona hay servicios de autobuses: Pamplona-Liédena / Pamplona-Yesa.
Desde esas dos poblaciones (Liedena y Yesa) se debe llamar a taxistas particulares...
Os voy, antes de nada, a facilitaros los parámetros de contacto, tanto del Monasterio, como de la Hospedería externa
Monasterio.
Dirección postal: Visitas turísticas - Monasterio de Leyre. 31410 - Yesa (Navarra)
Teléfono: 948 884150. Fax: 948 884 230
Correo electrónico: info@monasteriodeleyre.com
Hospedería externa.
Dirección postal: Hotel-Hospedería de Leyre ó31410 - Yesa (Navarra)
Teléfono: 948 884 100. ; Fax: 948 884 137
Correo electrónico: hotel@monasteriodeleyre.com
A continuación voy a incluir información sobre los aspectos artísticos de conjunto, tomados de la página web del propio monasterio
En este recorrido que nos proponen empezamos por la Plaza de los Ábsides. Lo primero que llama la atención es el conjunto heterogéneo de estilos constructivos superpuestos, pero ensamblados en perfecta armonía.
Ahí están los tres magníficos ábsides exteriores de la iglesia y la torre. Conjunto cuya vista produce uno de los momentos más atractivos del arte románico.
Macizos y seudocónicos, los ábsides son de gran belleza de líneas, realzada por el tamaño y la calidad de la piedra, cuyo color dorado está enriquecido por un veteado carminoso. Su única decoración son el alero y los ventanales.Estos no tienen columnas ni capiteles adosados y su dovelaje es irregular.
El alero es una cornisa formada por grandes bloques biselados sobre modillones, adornados con tallas rudas y expresivas, en las que alternan cabezas de hombres, animales, figuras, lazos, bolas, y atributos.
La torre tiene forma de prisma cuadrangular y va horadada en sus cuatro costados por ventanas de triple arquillo, sostenidos por columnas con capiteles sin ninguna ornamentación. Presta una gran agilidad a la mole de los ábsides.
Ahí están los tres magníficos ábsides exteriores de la iglesia y la torre. Conjunto cuya vista produce uno de los momentos más atractivos del arte románico.
Macizos y seudocónicos, los ábsides son de gran belleza de líneas, realzada por el tamaño y la calidad de la piedra, cuyo color dorado está enriquecido por un veteado carminoso. Su única decoración son el alero y los ventanales.Estos no tienen columnas ni capiteles adosados y su dovelaje es irregular.
El alero es una cornisa formada por grandes bloques biselados sobre modillones, adornados con tallas rudas y expresivas, en las que alternan cabezas de hombres, animales, figuras, lazos, bolas, y atributos.
La torre tiene forma de prisma cuadrangular y va horadada en sus cuatro costados por ventanas de triple arquillo, sostenidos por columnas con capiteles sin ninguna ornamentación. Presta una gran agilidad a la mole de los ábsides.
Estos ábsides se vinculan a lo que se construía en Europa en la primera mitad del siglo Xl y recuerdan a muchos de los existentes en el Poiteau. Son, por lo mismo, anteriores a los que después se extendieron por España según el modelo de los de Jaca, León y Frómista.
Al fondo, sobre los tejados, hay una espadaña del siglo XIV.
A la izquierda, el monasterio del siglo XVII: una mole de tres crujías de piedra de sillería, rematada por un último piso de ladrillo y por un alero artesanado muy saliente. Y a la derecha el monasterio medieval: destacan sus saeteras y sus bloques de piedra, colocados anárquicamente, que dan a la construcción un cierto aire de fortaleza.
Penetramos a su vestíbulo por la puerta del monasterio medieval mas próxima a los ábsides.En él llama la atención la ruda portada de la cripta. Es de un románico de primera hora, compuesta por arcos angostos, superpuestos y escalonados, sin más ornamentación que las impostas y una especie de arquivolta irregular abiselada.
Al contemplar la cripta desde la puerta de entrada, la impresión que produce su conjunto es la de un recinto de estructura angosta a causa de la robustez y rusticidad de sus elementos.
Es un bosque de columnas desiguales con grandes capiteles, algunos de los cuales llevan enormes cimacios.
Al fondo, sobre los tejados, hay una espadaña del siglo XIV.
A la izquierda, el monasterio del siglo XVII: una mole de tres crujías de piedra de sillería, rematada por un último piso de ladrillo y por un alero artesanado muy saliente. Y a la derecha el monasterio medieval: destacan sus saeteras y sus bloques de piedra, colocados anárquicamente, que dan a la construcción un cierto aire de fortaleza.
Penetramos a su vestíbulo por la puerta del monasterio medieval mas próxima a los ábsides.En él llama la atención la ruda portada de la cripta. Es de un románico de primera hora, compuesta por arcos angostos, superpuestos y escalonados, sin más ornamentación que las impostas y una especie de arquivolta irregular abiselada.
Al contemplar la cripta desde la puerta de entrada, la impresión que produce su conjunto es la de un recinto de estructura angosta a causa de la robustez y rusticidad de sus elementos.
Es un bosque de columnas desiguales con grandes capiteles, algunos de los cuales llevan enormes cimacios.
Un bosque de robustos pilares de triple codillo y de perpiaños peraltadísimos que refuerzan naves abovedadas. Pero sucediéndose todo armoniosa, rítmica y equilibradamente. Da la sensación de encontrarse ante un monumento sin semejanza con un claro sello románico.
Fue concebida como una cripta de tres naves. Pero en un momento no muy avanzado de la obra, la nave central fue dividida en dos por la arcada axial central. Entre las anomalías que el cambio ocasionó, merece destacarse la modificación del ábside central, cuyo casquete fue convertido en otros dos de enorme grandeza.
Encontramos varios tipos de capiteles. Unos llevan como adorno unas estrías trazadas oblicuamente. Otros formas geométricas. Y los hay con una combinación de estrías y volutas en espiral, con bolas colgantes, representando bulbos o frutos.
Esta cripta, juntamente con la cabecera de la iglesia, fue consagrada en 1057. Al salir de la cripta, podemos ascender por la escalinata que conduce al patio del monasterio antiguo. Antes, admiraremos la imagen del legendario San Virila (siglo XVII), colocada al fondo del túnel existente a los pies de la cripta.
Fue concebida como una cripta de tres naves. Pero en un momento no muy avanzado de la obra, la nave central fue dividida en dos por la arcada axial central. Entre las anomalías que el cambio ocasionó, merece destacarse la modificación del ábside central, cuyo casquete fue convertido en otros dos de enorme grandeza.
Encontramos varios tipos de capiteles. Unos llevan como adorno unas estrías trazadas oblicuamente. Otros formas geométricas. Y los hay con una combinación de estrías y volutas en espiral, con bolas colgantes, representando bulbos o frutos.
Esta cripta, juntamente con la cabecera de la iglesia, fue consagrada en 1057. Al salir de la cripta, podemos ascender por la escalinata que conduce al patio del monasterio antiguo. Antes, admiraremos la imagen del legendario San Virila (siglo XVII), colocada al fondo del túnel existente a los pies de la cripta.
Del dicho monasterio medieval se conserva el lienzo Norte (siglo Xl) y en él la primitiva portada, de un románico muy sencillo. Del ala Este existe el hastial que da a la Plaza de los Absides, cuyas piedras son irregulares y tiene unas saeteras terminadas algunas de ellas en arcos de herradura.
En el ángulo Noreste se yergue un fuerte torreón de planta cuadrada, que puede remontarse al siglo IX.
Estos restos del viejo monasterio están muy deformados por las reformas hechas en los últimos años. En el ángulo Noroeste fue levantado otro torreón y muros paralelos a los lienzos Norte y Este para cobijar la hospedería monástica, consiguiendo un patio abierto al Poniente, muy en consonancia con todo el conjunto.
Pero en este recinto hubo un claustro románico que desapareció en los 118 años de abandono. Hace pocos años fue descubierto uno de sus capiteles, de estilo similar al de la cripta y cabecera de la iglesia.
Desde el patio contemplamos también el muro norte de la iglesia y en él un fuerte arbotante gótico y la puerta que comunicaba el claustro con la iglesia. Dicha portada es de la primera mitad del siglo XI y de una gran rudeza. Lleva una columna a cada lado, sin basa ni plinto, y en sus capiteles, decorad os con bulbos y pomas colgantes, apoyan dos arcos, uno de ellos muy forzado. Del monasterio antiguo pasamos a la plazoleta de la fachada principal de la iglesia. Aquí está el hermoso pórtico del siglo XII, excelente ejemplar del arte que recorrió el camino de Santiago. Recuerda la puerta de las Platerías.
En el ángulo Noreste se yergue un fuerte torreón de planta cuadrada, que puede remontarse al siglo IX.
Estos restos del viejo monasterio están muy deformados por las reformas hechas en los últimos años. En el ángulo Noroeste fue levantado otro torreón y muros paralelos a los lienzos Norte y Este para cobijar la hospedería monástica, consiguiendo un patio abierto al Poniente, muy en consonancia con todo el conjunto.
Pero en este recinto hubo un claustro románico que desapareció en los 118 años de abandono. Hace pocos años fue descubierto uno de sus capiteles, de estilo similar al de la cripta y cabecera de la iglesia.
Desde el patio contemplamos también el muro norte de la iglesia y en él un fuerte arbotante gótico y la puerta que comunicaba el claustro con la iglesia. Dicha portada es de la primera mitad del siglo XI y de una gran rudeza. Lleva una columna a cada lado, sin basa ni plinto, y en sus capiteles, decorad os con bulbos y pomas colgantes, apoyan dos arcos, uno de ellos muy forzado. Del monasterio antiguo pasamos a la plazoleta de la fachada principal de la iglesia. Aquí está el hermoso pórtico del siglo XII, excelente ejemplar del arte que recorrió el camino de Santiago. Recuerda la puerta de las Platerías.
Está cortado por una columna parteluz. Y vemos encima un tímpano con figuras rígidas, vestidas con túnicas y mantos acampanados y muy alhajadas: el Salvador, y a su derecha la Virgen, San Pedro y un escriba.
A la izquierda dos apóstoles y falta otra figura. Todo va rodeado de una corona de palmetas y apoyado sobre dos ménsulas que tienen esculpidas las cabezas de un toro y de un león.
Tres columnas a cada lado llevan capiteles decorados con cuadrúpedos, figuras humanas, entrelazados, estilizaciones de hojas y frutos y pájaros picándoles las patas. Y otros tantos machones sostienen cuatro grandes arcos cuajados de primorosas esculturas: es un muestrario de los temas más característicos del románico: de esa mezcla de malicia y de simbolismo con que van envuelta sus manifestaciones.
Por encima de los arcos y en las enjutas, hay tallas y relieves. En la línea más alta, san Miguel, Santiago, el Salvador, san Pedro, san Juan, escenas del martirio de las santas Nunilo y Alodia, un monstruo, el demonio entrelazado a un alma, la danza de la muerte y Jonás con la ballena. Bajo esta línea, al lado derecho, la Visitación y la Anunciación, un Santo y un ángel trompetero. Por debajo, en la enjuta, unos entrelazados. Y al lado izquierdo, un obispo, entrelazados, un ángel trompetero y la cabeza de un hombre. En los machones laterales dos Santos rodeados de leones.
Esta portada se levantó con piezas ya existentes, obra de distintos maestros y épocas. En su rearmado intervino un maestro del siglo XII, a quien hoy día se le identifica con el de un castillo, distinto del de las firmas que vemos en los contrafuertes, es decir, del maestro Fucherius y de Azenarius. En el hastial en que se halla inserto cabe distinguir un núcleo románico. Sobre la visera que la protege hay un ventanal de transición. El resto, incluido el matacán, que da a la construcción un aire de fortaleza, pertenece al gótico. Ofrece un conjunto maravilloso de espectacular contraste y de un éxito escenográfico único. Y cabe distinguir en ella tres partes. A saber: la cabecera románica, consagrada juntamente con la cripta en 1057, en la que sorprenden muchas cosas: los pilares cruciformes no son paralelos, sino convergentes en el sentado del ábside central.
La dobladura de los arcos es muy rebajada y algunos tienen tendencia a la herradura. Las naves laterales son muy estrechas y la del lado derecho es más ancha que la del izquierdo. El tamaño, la irregularidad y la aparente rudeza de los sillares está muy en consonancia con el conjunto.
Los muros laterales se prolongan hasta la ampliación de la gran nave. Los fustes carecen de basamenta. Los motivos de los capiteles son torpes, aunque más menudos que los de la cripta y vemos: bulbos, volutas, estrías, etc. Capitulo aparte merecen los cimacios, cuyos motivos ornamentales son puntillados profundos, rayas caprichosas, círculos y otros temas arbitrarios. Esta cabecera es la parte más interesante del templo y una de las primeras construcciones románicas de España.
La gran nave es también románica y bastante más elevada que la cabecera. Parece como el archivo que guarda las tres naves abiertas en su fondo.
Pudo ser consagrada en 1098. Y, juntamente con una parte mínima de la Porta Speciosa, debió formar un conjunto de tres naves, unidas a la cabecera, cubiertas con un techado de madera
Sus nervios están estupendamente labrados y solamente en las claves aparecen motivos ornamentales, siempre de tipo heráldico.
A la izquierda dos apóstoles y falta otra figura. Todo va rodeado de una corona de palmetas y apoyado sobre dos ménsulas que tienen esculpidas las cabezas de un toro y de un león.
Tres columnas a cada lado llevan capiteles decorados con cuadrúpedos, figuras humanas, entrelazados, estilizaciones de hojas y frutos y pájaros picándoles las patas. Y otros tantos machones sostienen cuatro grandes arcos cuajados de primorosas esculturas: es un muestrario de los temas más característicos del románico: de esa mezcla de malicia y de simbolismo con que van envuelta sus manifestaciones.
Por encima de los arcos y en las enjutas, hay tallas y relieves. En la línea más alta, san Miguel, Santiago, el Salvador, san Pedro, san Juan, escenas del martirio de las santas Nunilo y Alodia, un monstruo, el demonio entrelazado a un alma, la danza de la muerte y Jonás con la ballena. Bajo esta línea, al lado derecho, la Visitación y la Anunciación, un Santo y un ángel trompetero. Por debajo, en la enjuta, unos entrelazados. Y al lado izquierdo, un obispo, entrelazados, un ángel trompetero y la cabeza de un hombre. En los machones laterales dos Santos rodeados de leones.
Esta portada se levantó con piezas ya existentes, obra de distintos maestros y épocas. En su rearmado intervino un maestro del siglo XII, a quien hoy día se le identifica con el de un castillo, distinto del de las firmas que vemos en los contrafuertes, es decir, del maestro Fucherius y de Azenarius. En el hastial en que se halla inserto cabe distinguir un núcleo románico. Sobre la visera que la protege hay un ventanal de transición. El resto, incluido el matacán, que da a la construcción un aire de fortaleza, pertenece al gótico. Ofrece un conjunto maravilloso de espectacular contraste y de un éxito escenográfico único. Y cabe distinguir en ella tres partes. A saber: la cabecera románica, consagrada juntamente con la cripta en 1057, en la que sorprenden muchas cosas: los pilares cruciformes no son paralelos, sino convergentes en el sentado del ábside central.
La dobladura de los arcos es muy rebajada y algunos tienen tendencia a la herradura. Las naves laterales son muy estrechas y la del lado derecho es más ancha que la del izquierdo. El tamaño, la irregularidad y la aparente rudeza de los sillares está muy en consonancia con el conjunto.
Los muros laterales se prolongan hasta la ampliación de la gran nave. Los fustes carecen de basamenta. Los motivos de los capiteles son torpes, aunque más menudos que los de la cripta y vemos: bulbos, volutas, estrías, etc. Capitulo aparte merecen los cimacios, cuyos motivos ornamentales son puntillados profundos, rayas caprichosas, círculos y otros temas arbitrarios. Esta cabecera es la parte más interesante del templo y una de las primeras construcciones románicas de España.
La gran nave es también románica y bastante más elevada que la cabecera. Parece como el archivo que guarda las tres naves abiertas en su fondo.
Vemos a lo largo de sus muros unos arcos de descarga, columnas de estructura gótica entreveladas con otras románicas, provistas de coronamiento gótico. Y en el muro meridional dos ventanales con columnas adosadas y bellos capiteles.
La bóveda gótica cubre con un solo arco los 14 metros de anchura de la nave. Es una de las ojivas más bellas de Navarra.
Pudo ser consagrada en 1098. Y, juntamente con una parte mínima de la Porta Speciosa, debió formar un conjunto de tres naves, unidas a la cabecera, cubiertas con un techado de madera
Sus nervios están estupendamente labrados y solamente en las claves aparecen motivos ornamentales, siempre de tipo heráldico.
Además de todo lo reseñado, llama la atención: la imagen de Santa Maria de Leyre, que preside la iglesia desde el ábside central.
Una talla de Cristo muerto en la cruz (siglo XIV) en uno de los arcos de descarga del muro Norte.
Una talla de Cristo muerto en la cruz (siglo XIV) en uno de los arcos de descarga del muro Norte.
El panteón de los reyes de Navarra, también en el muro Norte, en un arcosolio que cierra una fuerte verja del siglo XIV.