ALGUNOS ELEMENTOS ARQUITECTONICOS Y DETALLES DE INTERIOR.
Aunque ya introduje este tema anteriormente, mi amigo Amador me pide ampliación y aunque yo no tengo fotos del interior he conseguido estas de una completa guia del monumento que debí comprar en alguna ocasión y creo que ayudará a conocerlo mejor y os animará a los amigos del arte a visitarlo en cuanto podais
Modillones
El modillón de rollos o lóbulos es un bloque de piedra que imbricado en la última hilada del muro, sostiene el alero. Es el precedente del canecillo románico. Su origen sería el cabo de las vigas de madera que sobresalía al exterior. Los mozárabes lo utilizan por influencia de los musulmanes cordobeses, cuyo diseño lleva pequeños cilindros o baquetones tangentes escalonados (el número es de cuatro o seis en Lebeña). Los mozárabes eliminan la cinta central que cortaba perpendicularmente los rollos y concentran la decoración tallada a bisel en las caras laterales o lóbulos.
Modillones de lóbulos del ábside de la epístola, con esvásticas (símbolo de origen celta) y flores de seis pétalos.
Impostas
Se extienden a lo largo de los muros exteriores, tanto en el cimborrio como de los ábsides, por debajo de los modillones. Sin duda marcan la altura primitiva de los tejados.
La imposta que recorre el ábside mayor es la más elegante y está formada por una banda que representa un tallo serpenteante, que bajo cada onda se desarrolla en un brote. La imposta del cimborrio es similar pero más esquemática. Sin embargo las impostas de las naves laterales y ábsides menores muestran una cenefa de cuadrados con diagonales.
Capiteles
Todos los capiteles del interior del templo se apoyan en fustes monolíticos y su forma y contenido deriva del corintio clásico, a través de los visigodos, a los que superan en la perfección de su talla a bisel. Muestran en el cesto dos o tres filas de hojas de acanto, superpuestas y los caulículos, que se convierten en volutas o bolas en los ángulos superiores. El acanto es representado de forma tendente a la esquematización. A veces el contacto de las líneas de los borde de una hoja con otra se resuelve con formas geométricas y entrelazos, muy del gusto de la época.
Es conveniente resaltar que los capiteles con tres filas de hojas de acanto se encuentran en el ábside mayor, en la nave central y en los muros laterales, mientras que son de dos filas los restantes capiteles de los pilares exentos (salvo en el más cercano a la puerta de ingreso). No parece pues que tenga relación con la dimensión vertical del capitel, sino con su ubicación. Por otra parte, los capiteles de la nave central están mas altos que los demás de cada pilar y esto en función del radio del arco, que es el que determina la amplitud y altura de cada tramo.
Con respecto a su simbología, el acanto en sí mismo significaba ya para los griegos la inmortalidad y la eternidad (aparecía en las estelas funerarias griegas). Este sentido pagano es retomado por los cristianos y se asimila a motivos cristianos (a veces aparecen flores de seis pétalos, también paganas pero transformadas en símbolo de Cristo), lo cual significaría la regeneración del hombre, concepto intelectualizado, inmerso en la mentalidad de las comunidades monásticas mozárabes.
En un capitel de la nave del evangelio aparece otro motivo vegetal: la palmeta, tomada también de tradición visigoda. Simboliza la victoria de los mártires (la palma) y evoca el Paraíso celestial, en su representación más abstracta, que es la palmeta. Los caulículos se transforman en bolas y en los espacios intermedios se colocan rosetas de seis pétalos, símbolo de Cristo, concretándose más su significado. Su ubicación en la nave izquierda está concebida con este sentido de la salvación del justo a través del evangelio.
Los capiteles del arco de entrada al ábside de la epístola son más rústicos y pudieran también representar palmetas. El astrágalo, moldura que separa el fuste del capitel, es siempre sogueado, motivo utilizado en los estilos visigodo y asturiano. El cimacio, parte superior del capitel en contacto con el arco, es siempre igual, con tres finas molduras centrales y dos exteriores separadas por dos mediascañas.
Los capiteles del arco de entrada al ábside de la epístola son más rústicos y pudieran también representar palmetas. El astrágalo, moldura que separa el fuste del capitel, es siempre sogueado, motivo utilizado en los estilos visigodo y asturiano. El cimacio, parte superior del capitel en contacto con el arco, es siempre igual, con tres finas molduras centrales y dos exteriores separadas por dos mediascañas.
Nave lateral
Arcos
Los arcos triunfales de los ábsides son de medio punto peraltado, producto de haber sido retallados ya que serían, como el resto de los arcos de las naves, que son de herradura califal o ultrasemicirculares, con el cerramiento prolongado por debajo del diámetro hasta la mitad del radio.
Es la luz del arco (su diámetro) la que determina la altura del mismo, en función de la anchura de cada tramo, lo que produce también la diferencia de altura de los capiteles en los pilares compuestos y esa diversidad de espacios verticales. Estos arcos de herradura suelen llevar los salmeres retallados para darle la forma cerrada, a veces con mayor profundidad en el centro de la rosca.
Altar
No se conserva el primitivo altar del templo, que consistiría en un tenante o pedestal cilíndrico con un hueco en la cara superior para depositar una caja con las reliquias de los patronos, que sostenía una losa de piedra rectangular, de pequeñas dimensiones, para colocar solamente el cáliz, el pan y quizás el libro. Estaría cubierta por ricos paños. En cuanto a su ubicación, es posible que fuera exento, en medio del presbiterio, aunque en algunas ocasiones suelen estar adosados a una hornacina frontal, que en nuestro caso estaría tras el retablo. Una cruz sin Cristo pendería sobre el altar. El ábside se cerraría con cortinas.
Arcos
Los arcos triunfales de los ábsides son de medio punto peraltado, producto de haber sido retallados ya que serían, como el resto de los arcos de las naves, que son de herradura califal o ultrasemicirculares, con el cerramiento prolongado por debajo del diámetro hasta la mitad del radio.
Es la luz del arco (su diámetro) la que determina la altura del mismo, en función de la anchura de cada tramo, lo que produce también la diferencia de altura de los capiteles en los pilares compuestos y esa diversidad de espacios verticales. Estos arcos de herradura suelen llevar los salmeres retallados para darle la forma cerrada, a veces con mayor profundidad en el centro de la rosca.
Altar
No se conserva el primitivo altar del templo, que consistiría en un tenante o pedestal cilíndrico con un hueco en la cara superior para depositar una caja con las reliquias de los patronos, que sostenía una losa de piedra rectangular, de pequeñas dimensiones, para colocar solamente el cáliz, el pan y quizás el libro. Estaría cubierta por ricos paños. En cuanto a su ubicación, es posible que fuera exento, en medio del presbiterio, aunque en algunas ocasiones suelen estar adosados a una hornacina frontal, que en nuestro caso estaría tras el retablo. Una cruz sin Cristo pendería sobre el altar. El ábside se cerraría con cortinas.
Bóvedas
Todas las cubiertas de los nueve tramos o capillas de que consta la planta son bóvedas de cañón.
Las bóvedas de la nave central siguen el eje longitudinal del edificio, mientras que las bóvedas de los espacios laterales son transversales, ejerciendo por tanto la función de contrafuertes, elementos de los que carece nuestro templo.
Todas las cubiertas de los nueve tramos o capillas de que consta la planta son bóvedas de cañón.
Las bóvedas de la nave central siguen el eje longitudinal del edificio, mientras que las bóvedas de los espacios laterales son transversales, ejerciendo por tanto la función de contrafuertes, elementos de los que carece nuestro templo.
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